Sin duda 2017 demostró gran fortaleza del crecimiento económico global. Entidades como el FMI y el Banco Mundial prevén que la senda se mantendrá firme el próximo año, augurando un PIB mundial de 3,7% y 2,9% respectivamente. Sobre esto, el galardonado con el Premio de Economía Rey Juan Carlos 2016, Juan Luis García Delgado, aseguró a PULSO que la crisis más reciente en la economía internacional y particularmente en algunos países europeos ha obligado a mayor humildad por parte de los expertos. "Nos hemos equivocado mucho, porque no supimos prever a tiempo", dice y agrega que pese a los matices, cualquier tipo de previsión resulta optimista en línea con las expectativas para 2018.

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Los principales organismos internacionales hablan de que la recuperación económica mundial va por "buen camino" hacia 2018, ¿cómo la ve usted?

-Efectivamente no hay motivos para discrepar de las predicciones de organismos internacionales y sus fundamentos, sabiendo que siempre hay imponderables que no se pueden prever y la historia reciente nos enseña de acontecimientos que alteran más o menos e importantemente las previsiones que se hacen. Pero en principio es uno de esos momentos de la economía mundial que presenta muy buenas perspectivas, porque crece todo en conjunto. Crecen los países de economías maduras y emergentes. En los últimos 20 años hemos estado acostumbrados a las asimetrías cuando crecían los maduros y luego los emergentes o al revés y en otros ritmos. 2018 puede ser un buen año para el conjunto de la economía mundial: EEUU y Europa van a crecer tanto como China, India, Indonesia, Brasil, México y las emergentes de tamaño medio como Chile, para el que las predicciones arrojan un crecimiento más importante que en 2016 y 2017.

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Y sobre este escenario, ¿cuáles serán los motores o drivers del crecimiento global?

-Se han estabilizado las políticas monetarias efectuadas por los bancos centrales, fundamentalmente de EEUU y la Unión Europea. Han conseguido equilibrios macroeconómicos muy importantes tanto en el ámbito de los recursos públicos, como en las cuentas exteriores en algunos de los principales países y ese equilibrio siempre acaba teniendo efectos positivos en la esfera microeconómica, cuando las empresas tienen un horizonte de estabilidad por delante, tienen una mayor propensión a la inversión, a asumir riesgos a partir de un horizonte previsible que es el que proporciona esa estabilidad que se ha conseguido en líneas generales en los últimos años.

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Pero ¿qué parte de este crecimiento obedece a la reactivación real de la economía, en relación a la política monetaria que pese a su normalización sigue con tasas bajas?

-Los crecimientos en términos de economía real son apreciables, la política monetaria ha hecho su trabajo y ahora tanto en EEUU como en la Unión Europea el precio del dinero no puede seguir siendo tan bajo como es. Tiene que dejar de ser el soporte casi único que ha sido durante bastantes años del sostenimiento de la actividad, y ahora la economía real tiene que tomar el relevo y las políticas fiscales jugar el papel importante en la recuperación.

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Y ¿qué tan vulnerable se ve el mundo en pos de esta normalización de tasas?

-Ese es un escenario muy anticipado por los bancos centrales y por parte de los principales centros de predicción, de tal manera que los agentes económicos están haciendo sus adecuaciones y adaptaciones correspondientes. No creo que sea nada traumático sobretodo si la elevación de los precios del dinero es gradual como previsiblemente lo va a ser.

¿Cree que un cambio de liderazgo en la Fed de EEUU modificaría expectativas de alza de tasa de cara al próximo año?

-Parece ser que el recambio en la Fed va a recaer en una persona que está muy en línea con quien ha presidido hasta ahora. No creo que eso tenga mayor influencia.

Usted mencionaba los riesgos o imponderables, ¿de qué podríamos hablar el próximo año?

-Se llaman imponderables porque no se pueden predecir, pero todo lo que es el Medio Oriente que es un volcán potencial con riesgos de confrontaciones y de conflictos muy graves y no sabemos las complicaciones que pueden venir de ahí. La frontera meridional de Europa también es muy vulnerable, después Europa que en este momento también tiene tensión con Rusia en la frontera oriental y en EEUU, la presidencia de Trump es todo menos previsible.

El temor de una desaceleración china parece haber desaparecido...

-China está siendo una potencia previsible desde hace bastantes años y lo que ha acontecido en los últimos meses con el fortalecimiento del poder en la presidencia lo hace todavía más previsible. No creo que ese sea un flanco de vulnerabilidad para el equilibrio geopolítico.

También se cuestionan procesos como el Brexit y su impacto en la economía...

-Efectivamente la realidad está demostrando que como no estaba previsto, los protocolos y la negociación están resultando arduos. En este momento, nadie puede predecir con firmeza cuál va a ser el desenlace.

¿Cómo ve el desarrollo de la crisis catalana hacia 2018?

-En eso soy optimista, creo que la democracia española ha superado desafíos importantes y está en condiciones como para superar esta dificultad. Las elecciones del 21 de diciembre, posiblemente aporten elementos de clarificación de por donde están las preferencias del electorado catalán y eso inaugure una nueva etapa en que las fuerzas traten de encontrar cauces y salidas. Desde un punto de vista económico es pronto para hacer una evaluación definitiva, la economía española mantiene un ritmo admirable desde hace tres años en términos europeos.

En cuanto a la UE, que ha sido frente de críticas algunos recomiendan matar el euro, ¿qué opina usted?

-El euro ha sido bueno para Europa, ha contribuido a crear solidaridades entre los ciudadanos. Creo que la UE es un milagro y el euro que fue creado sin arquitectura institucional genera muchas más ventajas que inconvenientes.