En el pool de empresas que aparecen en la web de la Cámara Marítima Portuaria, aún se encuentra el logo de Agunsa y el nombre de Jaime Barahona Vargas figura todavía en la nómina del directorio. Ello, pese a que la multinacional de capitales chilenos y líder en servicios de agenciamiento y logística decidió en mayo retirarse del gremio. El mismo grupo que la familia Urenda ayudó a fundar en el Puerto de Valparaíso. El golpe de mesa lo dieron los herederos del empresario y ex senador, Beltrán Urenda Zegers.

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José Manuel Urenda Salamanca, el presidente de Agunsa, y su hermano Beltrán, quien ocupa el cargo de director de la compañía, generaron un remezón en la Cámara portuaria después que el ex director de Metro, Daniel Fernández, asumiera la presidencia en reemplazo del economista Jorge Marshall.

Pero la división se veía venir desde antes. En particular tras la crisis de los cruceros, en abril pasado, la que obligó a las grandes naves a cambiar el recale desde el Puerto de Valparaíso por el de San Antonio. A ello se sumó la férrea oposición del grupo Urenda al nombramiento de Fernández, quien asumió en mayo la presidencia de la Cámara, tras su paso por Enersis, HidroAysén, Enap y la gerencia general de Complejo Portuario Mejillones S.A.

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En esta entrevista, el presidente del Grupo Empresas Navieras (GEN) -matriz de Agunsa, Compañía Marítima Chilena S.A. (CMC), Portuaria Cabo Froward (Froward)- cuenta que su alejamiento obedece a que mantiene visiones distintas con algunos grupos económicos que operan en el lugar. Además, delega en Ultramar, de la familia Von Appen, parte de la responsabilidad del bloqueo a los cruceros, ya que como concesionarios del Terminal N°1 del Puerto de Valparaíso habrían trabado las operaciones de las naves turísticas. Hoy, éstas recalan en Valparaíso Terminal de Pasajeros, controlada por Agunsa.

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También aborda la coyuntura política actual, al indicar que el empresariado se encuentra en el "limbo", pero adelanta que el plan de expansión iniciado por su compañía en más de 20 países, continuará independiente del balotaje entre el candidato de Chile Vamos, Sebastián Piñera y el candidato de Fuerza de la Mayoría, Alejandro Guillier.

¿Por qué la crisis de los cruceros los obligó como grupo a apartarse de esta organización?

-Lamentablemente un concesionario portuario hizo gestiones indirectas que en definitiva implicaron la movilización de gente, para que no se atendieran los cruceros y esto redundó en que se echara por tierra un trabajo de años. Un daño tremendo que se le ha causado a la ciudad y sólo con el tiempo se dimensionará. Para no pelear con esa concesionaria, para no tener problemas, la Cámara (Marítima Portuaria) guardó silencio absoluto. Esa fue la causa de fondo. No obstante, tenemos otras muchas disputas históricas con el manejo de la Cámara y con qué grupos conducen la Cámara.

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¿Qué papel juega la actual conducción del gremio en esto?

- Cuando se pensó en nombrar a Daniel Fernández como presidente de la Cámara Marítimo Portuaria objetamos el nombre, porque hace muchos años manejó la licitación en el Puerto de Mejillones y no nos gustó como lo hizo. Además, es una persona que ha estado muy vinculada a un grupo económico. Es como si nosotros quisiéramos meter a un hombre vinculado a nuestra familia en la Cámara e imponer condiciones. Hicimos saber por todos los medios oficiales nuestra oposición a su candidatura y después vino lo de los cruceros.

¿A qué se refiere con que Daniel Fernández está vinculado a un grupo económico?

- Fernández está vinculado a la familia Von Appen (Ultramar).

Nosotros no apoyábamos su nombramiento por la manera en que manejó la licitación en Mejillones, pero además no hubo ni una palabra de alguna autoridad de la Cámara que saliera a defender los cruceros en Valparaíso. Para nosotros es demasiado importante la actividad de cruceros en Valparaíso. El terminal que tenemos (Terminal de Pasajeros de Cruceros de Valparaíso) es de categoría internacional. Valparaíso está en primera línea. Entonces, no tiene sentido que todo eso se desperdicie con una excusa de un tema puntual de la operación de un concesionario y se use a los estibadores, que incluso dejaron una vez atrapados a los turistas sin poder salir del terminal. La imagen país que quedó fue espantosa y ha redundado en que las principales compañías operadoras de cruceros han decidido irse a San Antonio, que no tiene nada turístico que mostrar, pero sí les da tranquilidad.

¿Cómo evalúa la conducción de la Cámara?

-La Cámara ha desaparecido como un referente del sector. No la hemos visto dar grandes peleas, en el sentido de hacer ver su punto de vista, y es importante que los gremios den a conocer la posición de la actividad.

¿A qué responde que la Cámara Marítima Portuaria no haya apoyado los cruceros, según su visión?

-Era un tema que no les convenía, porque los cruceros ocupaban muelles que, a lo mejor, podrían ser ocupados por containers que dan un mejor rendimiento económico. Pero aquí hay compromisos históricos, estén o no escritos, y con la zona donde uno hace negocios. Eso es muy relevante, hoy en día, más que nunca. Uno no puede abstraerse del lugar en que está haciendo negocios. Aquí se ha castigado a toda una comunidad en beneficio de una compañía.

¿Se refiere puntualmente a Ultramar?

-Saque usted las conclusiones. Sólo le digo que en este caso el manejo fue muy mal hecho y poco leal con la ciudad.

¿Hoy usted percibe un quiebre en la Cámara Marítima Portuaria?

-No hay un quiebre, sólo que la Cámara ahora va a terminar siendo manejada por un solo grupo. Ellos verán si es bueno y si les da representatividad.

¿Ustedes eran los únicos que defendían la llegada de cruceros?

-Cuando se licitó el Terminal de Cruceros de Valparaíso, no habían interesados y nosotros decidimos hacer algo por Valparaíso, invertir en un terminal de cruceros que iba ayudar, suponíamos, permanentemente a la ciudad. Pensamos que traería turismo y con eso una serie de cosas que se irían multiplicando. Eso, sin ninguna expectativa de que fuera negocio. Fue inaugurado en ese entonces por el Presidente Lagos, quien habló de que Valparaíso tenía que inventar cosas, pequeños hoteles, negocios turísticos. Cosas que increíblemente se fueron dando y Valparaíso fue creciendo en su infraestructura turística a nivel de hoteles boutiques y restaurantes. Todo esto se tira por la borda por un interés personal, mezquino.

¿El resto de las empresas navieras piensa muy distinto?

-Todos quieren a Valparaíso. Lo que sucede es que una cosa es quererlo y otra actuar consecuentemente. Es la típica acción de responsabilidad social empresarial. Nosotros estamos estudiando algunas alternativas con respecto a esta tremenda construcción que fue hecha, no solo con nuestros fondos, sino que también participó la Empresa Portuaria de Valparaíso.

¿Qué destino debería tener esa infraestructura?

-Esa infraestructura debe aprovecharse y tal vez transformarse en un centro de eventos y conferencias. Pero es una lástima que los turistas que compren y consumen, lleguen por San Antonio y no por Valparaíso. Eso es tremendamente grave para la ciudad. Hasta el alcalde Jorge Sharp lo ha apreciado y está muy preocupado de eso. Además me llama la atención que la Cámara de Comercio de Valparaíso no haya tenido ningún tipo de respuesta. Todo está manejado con secretismo y fue un golpe duro para nosotros.

¿Cuáles son sus planes a futuro tras abandonar la Cámara?

-Estamos pensando en otras actividades en beneficio de la ciudad. Salirnos no nos hará más ricos, ni más pobres. Además tenemos que ver qué pasara con el país. Si vamos a retomar el crecimiento, porque eso para los empresarios es sumamente importante. Si el país crece es muy saludable invertir, pero en un país que va en decrecimiento se hace más difícil.

¿ Cómo vive el empresariado esta segunda vuelta entre Piñera y Guillier?

-Estamos en el limbo en este minuto. No sabemos dónde estamos como empresarios, en general.

Si sale electo Alejandro Guillier, ¿migrarán capitales chilenos?

-Los empresarios son bastante expansionistas en ese sentido. Esa corriente se mantendrá, pero no obedece a razones políticas ni nada de eso. Es por buscar nuevos horizontes y expandirnos, porque vemos que el mercado chileno en algunas cosas está acotado y está trabajado totalmente en algunas materias. Así es como creció Agunsa, repitiendo sus libretos. Nosotros tenemos hace muchos años ese plan de expansión internacional.

¿Qué planes tiene en carpeta para 2018?

-Estamos continuando con nuestro giro y seguimos reinvirtiendo en los negocios el 50% de las utilidades que se produce. Lo que nos hace de por sí, sin grandes planes, invertir cifras importantes. Eso nos hace ir creciendo.

¿Piensan formar un nuevo gremio o integrar otro?

-No sé. Tal vez vía Sofofa. Vamos a pensar cómo vamos a seguir. Estuvimos dando la pelea y tratando de convencer a las compañías de cruceros.

¿Con nuevos proyectos para los cruceros?

-Estamos afinando un proyecto que vamos a presentar dentro del calendario referencial para el sistema de inversiones en Puerto Valparaíso, que trata de un muelle especializado en cruceros.

Esto ahora se hace mucho más difícil porque se han perdido los cruceros.

¿De cuánto es la inversión?

-La inversión es importante y supera los US$30 millones. Se hace muy difícil porque hemos perdido los clientes, pero igual nosotros vamos a presentar el proyecto porque creemos que es importante así como lo es que se defina qué va a pasar con la concesión del Terminal 2 de Valparaíso, con ocasión de la venta que hizo OHL de sus concesiones a un fondo australiano. Todas esas cosas incidirán con lo que haremos en Valparaíso. Si los números no dan, hay que buscar que la propia empresa portuaria ayude.