Una positiva evaluación realizó el presidente de la Asociación de Concesionarios de Obras de Infraestructura Pública (COPSA), Juan Eduardo Saldivia, sobre el desempeño del Gobierno en materia de concesiones durante este año, particularmente respecto a dos iniciativas: la creación de la Dirección General de Concesiones y el Fondo de Infraestructura. Sin embargo, criticó la decisión del gobierno de no continuar el programa de concesiones de hospitales. Señaló que en esta materia finalmente primó la falsa información y no la racionalidad.
¿Cuál es la evaluación que hace del sistema de concesiones y del Gobierno en esta materia durante este año?
Creemos que el año ha sido positivo. Es positivo porque si uno mira la industria de concesiones que se genera en los años 90 siempre hay una pata coja, que es la institucional, y nuestra preocupación permanente es cómo darle continuidad a la política de concesiones más allá de los cambios políticos y los cambios de Gobierno. Desde esa perspectiva, que el Gobierno haya tomado la decisión de implementar la Dirección General de Concesiones, que no es la agencia que nosotros hemos propuesto, pero es un paso hacia la institucionalidad. Y que esté anunciado la creación del Fondo de Infraestructura, esas dos cosas van a permitir tener una solidez institucional de la cual hemos carecido.
¿Qué perspectivas tiene para 2016?
Se debe seguir la senda. Ojalá el próximo año esté aprobada la Dirección General de Concesiones y el modelo institucional del Fondo de Infraestructura. Esperamos que se avance en eso, que no sea la discusión política e incluso ideológica la que defina si una determinada infraestructura hay que hacerla por mecanismos tradicionales o con concesiones, que haya metodología y existan procedimientos que permitan ir concretando una política de largo plazo. Creemos que si el gobierno logra concretar los dos proyectos institucionales van a ser frutos muy importantes. Si nos quedamos solo en los anuncios o en la intención, no vamos a haber avanzado mucho. Confío plenamente en lo que está haciendo el Ministerio y el Gobierno.
¿Ha visto un fortalecimiento de la capacidad del Estado para preparar y licitar proyectos?
No todavía, por eso hemos puesto el foco en el tema institucional, porque ello da garantías que el Estado tenga las capacidades de largo plazo. Contratar 10 ingenieros más en concesiones ayuda, pero no es fortalecimiento propiamente tal.
Usted ha comentado que las concesiones han pasado a ser una política desacreditada, ¿que factores ve tras ese descrédito?
La realidad del país ha cambiado. Por una parte, en Santiago, el crecimiento del parque automotriz y la falla permanente del Transantiago, y que la red de Metro no se haya construido a la velocidad que se pensó cuando se hizo la autopista, hace que se produzca un cambio en el cual mucha gente se subió al auto. Se está utilizando intensamente la red concesionada de autopista y la gente enfrenta saturación y una política tarifaria definida por el Estado, que dice que frente a la saturación, la regla económica dice que a mayor escasez mayor precio. Por eso nosotros somos partidarios de que el Estado tenga las capacidades de planificar en el largo plazo para no estar tomando soluciones parche. Santiago debería estar pensando ya en el segundo anillo orbital, debiera estar pensando en unos accesos desde el sur.
¿Y qué autocrítica se hacen los concesionarios?
Las empresas concesionarias de autopistas tienen que asumir también parte de su responsabilidad y en eso como gremio somos muy claros en decir que hay cosas que hacer y que se pueden hacer rápidamente. Soy un firme partidario de que hay que tener sistemas de mensajerías variables en la entrada de las autopistas, para que la persona que vaya a entrar a una se le informe si hay congestión, porque eso le va a permitir tomar una decisión informada. Se piensa y se mal piensa que esta es un estrategia de las autopistas para tener más ingresos y no es verdad, las autopistas necesitan que los autos fluyan no que estén estacionados adentro.
Las críticas de la gente apuntan a los altos precios por algo que no funciona ¿Cómo se hace cargo la industria de esto?
Cuando se pensó a principios del 2000 la nueva solución de transporte urbano para Santiago implicaba autopistas, nuevo sistema de transporte público que después se llamó Transantiago y una red de metro que crecía a una velocidad superior a la que finalmente creció. Diez años después se encuentra con que lo único que funcionó bien fueron las autopistas. Te lo digo porque cuando a uno le dicen cuál es la autocrítica que se hacen las autopistas, concesionarios, la industria, es difícil si todo lo demás no funcionó. En ese contexto hablemos de autocrítica. Yo creo que la autocrítica es fundamentalmente tema de información. Primero salir a decir derechamente, las autopistas han funcionado bien, lo que no funcionó bien fueron los otros servicios que iban a mejorar. Se diseñó un sistema integral que no ha funcionado integralmente. Hay muchas responsabilidades. No es que no seamos autocríticos, pero creemos que hay que mirar el sistema. ¿El metro se hace una autocrítica de por qué no avanzó a la velocidad que tendría que haber avanzado? No. Los concesionarios estamos más bien satisfechos con la tarea hecha.
También se han criticado las concesiones a hospitales...
Creemos que ha habido una gran falla de información, tanto en la que entrega el Estado como la que otorgan los mismos concesionarios de hospitales. Se dice que cambiar una ampolleta en un hospital concesionado cuesta $75.000 o que cambiar un enchufe cuesta $100.000. Eso es falso, es no entender nada como funciona el sistema de concesiones. El concesionario lo que hace es construir y operar el establecimiento, pero los hospitales no prestan los servicios de salud. En La Florida y Maipú todos los médicos son nuevos, recién recibidos, entonces no hay capacidades técnicas para realizar ciertos procedimientos. Si la operación es de mayor complejidad hay que derivarlo porque no tiene los médicos con las experiencias. Se han dicho cosas que no son ciertas. No ha existido un debate real. Se ha trabajado desgraciadamente desde la ideología.
¿Que espera que el Gobierno haga en esta materia?
A final del día tiene que primar la racionalidad, no el discurso, no el slogan y no la falsa información. Y el gobierno, este o el que venga, tendrá que analizar con la información correcta.
¿Y no está primando la racionalidad?
Creo que en la discusión de hospitales no primó la racionalidad, lo estoy diciendo con todas sus letras. En la decisión de no seguir adelante el programa de concesiones en hospitales no primó la racionalidad. La información que se entregó para decir por qué no, esa información es errónea.