La Cascade: Francia tradicional y rupturista
Hace 54 años que la francesa Ivette Raillard, llegó a nuestro país en la postguerra, en 1957. Buscando un negocio, decidió armar el Círculo Francés, para posteriormente crear La Cascade. Ya son cuatro las generaciones que han seguido con esta tradición que se ha mantenido en el tiempo y que está en la cuarta generación. Partió en la plaza Pedro Valdivia para posteriormente trasladarse a Isidora Goyenechea el año 1996. Terminó ubicada desde hace siete años en el centro gastronómico BordeRío.
Basados en el concepto bistró, su cocina se enfocó en mezclar algunas líneas de la gastronomía tradicional con la de autor. Un éxito que se ha mantenido en el tiempo. “Nuestra propuesta es acercar la comida francesa al chileno, incorporando nuevas tendencias, sin olvidar los orígenes”, explica Edouart Weisz, chef ejecutivo y la tercera generación a cargo de La Cascade.
Criado en la cocina francesa desde niño, Edouart a los 23 años asumió este restaurante, comenzando a relacionarse profundamente con la tradición familiar y materializando las cartas con recetas que se habían transmitido generación tras generación.
El amor por este trabajo lo ha llevado a cumplir 31 años como chef del lugar y a realizar diversas especializaciones en Francia, entre las que se destaca la de macarrons en “Lenotre”, una de las escuelas de pastelería más importantes de París, para chef profesionales. “Esto es una tradición, hay un amor por conservar lo realizado por la familia, son cuatro generaciones tras la comida francesa.”, dice Weisz.
Sabores innovadores
Emilio es el hijo de Edouart y el próximo en quedar a cargo de esta cocina. La idea es seguir con el trabajo tradicional, pero darle toques rupturistas acordes al tipo de gastronomía que se está viviendo.
A la carta tradicional se integraron cinco nuevas preparaciones con aromas y sabores que viajan al sur de Francia, región de origen de esta familia. Una propuesta inspirada en la Provenza y el Mediterráneo, haciendo un paseo por el noreste de Francia con una lasagne de ratatouille Niçoise et deux fromages ($10.900), Raviol de Foie Gras et Canard à la créme de parmesan ($12.900), pasando por la región de Rodano/Alpes con un Potage auxs champiñogs et huile de truffe blanche ($4.900) y aterrizando en la costa mediterránea con una Merluza meuniére et purée d’ epinard´s ($9.900), un Magret de canard flambé au porto et pommes de terre cassées ($11.500) y el clásico Ossobucco à la tomate et Spätzles, preparado con pasta fresca a la manera de Alsace ($9.900).
Todos estos sabores en un ambiente que replica los colores, iluminación y arquitectura de los clásicos restaurantes parisinos. La elegancia de Francia con una gastronomía de autor.
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