Hace unas semanas, el Tribual Administrativo Federal de Alemania autorizó que las ciudades de ese país europeo pudieran prohibir la circulación de automóviles diésel. Esto, con el objetivo de reducir la contaminación atmosférica, la que provoca unas 6.000 muertes al año, según cifras oficiales. La medida podría ser otra señal que marque el declive de este tipo de vehículos a nivel mundial, pues ya se han dado casos similares en otros lugares del orbe.
Recientemente, BMW fue objeto de una demanda en Estados Unidos debido a las elevadas emisiones de los motores diésel que equipan algunos de sus modelos. Estos son BMW X5 y 355d, vendidos entre 2009 y 2013. Según un comunicado de Hagens Berman, bufete de abogados a cargo del procedimiento, estos contaminarían 27 veces más que el máximo permitido. En tanto, Francia se dejará de vender automóviles propulsados por gasolina y diésel a partir del 2040, según anunció el año pasado el Ministerio de la Transición Energética de ese país.
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Esta ola de prohibiciones y acusaciones ha provocado una caída en las ventas de los diésel. Según un informe de la consultora JATO Dynamics, la participación de mercado de los vehículos que utilizan este tipo de combustible fue de 43,8% en 2017, lo que equivale a 5,1 puntos porcentuales menos que en 2016. En tanto, el total de las comercializaciones de unidades nuevas a gasolina crecieron 10,9% en el periodo, mientras que los diésel facturaron un 7,9% menos.
"El carbono negro y las partículas, se presentan en mayor medida en el caso del diésel. Esta es la principal razón por la cual está siendo prohibido en algunas ciudades", dice Sebastián Vicuña, académico de la Facultad de Ingeniería Ambiental de la Universidad Católica.
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Doble problema
Y es que a pesar de que se han desarrollado numerosas tecnologías para evitar las consecuencias nocivas para la salud y el medio ambiente debido al uso del diésel, se sigue considerando como uno de los combustibles más contaminantes. Según un estudio del Consejo Internacional sobre Transporte Limpio (ICCT, por sus siglas en inglés), este causa unas 107.000 muertes prematuras cada año a nivel mundial. Esta cifra podría aumentar 184.000 en 2040, advierte el reporte.
"El diésel genera dos tipos de problema: los contaminantes locales, que es la contaminación atmosférica y el material particulado. Esto afecta especialmente a los recién nacidos y adultos mayores, incluso les puede causar la muerte. Y el otro problema es el calentamiento climático, que es un problema global", explica Sebastián Barañao, ingeniero ambiental de Mejores Prácticas.
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El ICCT, organismo que también denunció el escándalo de Volkswagen, realizó la medición en la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Japón y Rusia, entre otros países. Esto le permitió llegar a la conclusión de que los motores diésel liberan partículas NOx (óxidos de nitrógeno) que provocan el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Además, descubrió que un tercio de estas son producidas por vehículos pesados, mientras que la mitad de los automóviles livianos analizados superan los límites legales.
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Por su parte, Toyota, marca pionera en el desarrollo de motores híbridos y uno de los principales fabricantes a nivel mundial, anunció recientemente que dejará de vender vehículos diésel en Europa, a finales de 2018. "No desarrollaremos más el diésel en nuestros coches particulares y esta tecnología será progresivamente eliminada en 2018 en el mercado europeo", manifestó un vocero de la firma en el marco del Salón del Automóvil de Ginebra.
"Vamos a dejar de utilizar el petróleo antes de que se acabe. Este tiene muchos usos valiosos, pero quemarlo es lo que menos aporta", señala Barañao.