Un informe realizado por este medio mostró cuatro ámbitos sobre la regulación del sector bancario que están pendientes. Uno de ellos es el reglamento sobre el consentimiento expreso de los consumidores para hacer cambios en los contratos de adhesión que mantengan con empresas de la industria financiera. Si bien no ha sido una materia de la que se habló en demasía durante el año pasado, eso no hace que sea menos urgente. En la práctica, esto ha implicado que desde 2013 -año en que se derogó la normativa que consideraba la aceptación tácita- las tarifas de los bancos se han mantenido congeladas. Actores del sector han señalado que al tener precios fijos, lo que se hace es sencillamente desincentivar la competencia y, por lo tanto, no se innova y no se ofrecen mayores beneficios a los clientes. En suma, que no se estimula la bancarización cuando se fijan precios. Pero más allá de ello y considerando el papel relevante que el sector bancario tiene para la actividad local, es importante que la autoridad de una vez por todas aclare el vacío que se arrastra desde hace varios años. Tal como lo ha recalcado por estos días el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, es importante terminar con las incertidumbres que generan ruidos innecesarios. Pero habrá que ver si en 2017 se cierra finalmente el capítulo pendiente del consentimiento expreso.