A primera vista, las noticias parecen buenas para India: un fabricante de autos indio anunció en enero que el año pasado vendió más vehículos que en toda la historia, China superó a Reino Unido como su mayor mercado y la firma planea contratar 800 trabajadores para su fábrica.

Desafortunadamente para los millones de desempleados en India, la planta está en la mitad de las islas inglesas. La firma es Jaguar Land Rover, fabricante automotor de lujo cuyo dueño es Tata Motors, de India.

Las empresas indias también fabrican autos en el país, por supuesto. Pero el fracaso de India en adoptar una manufactura a gran escala e intensiva en mano de obra que ha impulsado el desarrollo exitoso de China y otros países del este de Asia ahora se considera como una de las mayores debilidades de la economía india.

Este defecto es obvio para cualquiera que esté tratando de comprar bienes manufacturados en uno de los “mercados” de Delhi, que en realidad son colecciones de pequeñas y caras tiendas que prosperan porque los gobiernos se han resistido a la construcción de tiendas de departamentos y supermercados, particularmente extranjeras.

Algunos intelectuales indios se mortificaron el año pasado cuando ni el presidente Barack Obama ni Mitt Romney mencionaron a India en el debate presidencial de EEUU sobre relaciones internacionales, pero sabían que a India le falta influencia internacional en parte porque su peso económico no está conmensurado con el tamaño de la población de 1.200 millones. Los economistas calculan que el fracaso para acompañar el comercio y la liberalización de los productos con reformas de mercado en los “factores de producción” - particularmente trabajo y tierra- es el mayor obstáculo para invertir en manufactura y acelerar la creación de empleos y el crecimiento del PIB que podría traer.

“Los mercados de productos son razonablemente abiertos, razonablemente competitivos”, dice Shankar Acharya, consejero económico del gobierno Indio. “Lo que falta en India, en grandes proporciones, es una gran clase de fábricas”. Durante las últimas cuatro décadas, argumenta, India, como China antes, debería haberse convertido en un gran productor y exportador de ropa, zapatos y juguetes. En cambio, las leyes laborales altamente restrictivas y pasadas de moda han perjudicado las ventajas de los bajos costos laborales nominales de India y han desincentivado el empleo formal, llevando a los empleadores a contratar empleados casuales y mantener sus firmas lo más pequeñas posible.

Los economistas Jagdish Bhagwati y Arvind Panagariya destacan el mismo punto en su libro “El romance de India con el destino: Desenmascarando mitos que perjudican el progreso y enfrentando nuevo desafíos. Ellos analizan cifras que muestran que cerca de nueve de cada 10 trabajos en la industria textil china son proporcionados por las empresas medianas o grandes, lo cual les da una ventaja en los mercados de exportación. En India, es al revés: casi todos los trabajadores están contratados por las pequeñas.

“Es irónico que en un país con cerca de 470 millones de trabajadores, toda evidencia indica un rechazo extremo e incluso creciente de los empresarios indios a contratar trabajadores no calificados”, escriben Bhagwati y Panagariya. Sólo 10 millones de indios son empleados en compañías privadas con 10 o más trabajadores, aunque 10 millones de jóvenes están ingresando al campo laboral cada año.

Las leyes laborales no son el único problema para las empresas. Sumado a la notoria burocracia de India, el transporte pobre y la infraestructura en electricidad (el año pasado el norte del país experimentó el mayor corte de energía en la historia cuando más de 600 millones de personas se quedaron sin electricidad durante dos días), y a la ocasional imposición de impuestos retroactivos, hay una receta para alejar tanto a los indios como a los potenciales inversionistas extranjeros. Las grandes compañías con bolsillos profundos están tan asombradas por el tamaño potencial del mercado indio que por lo general perseveran.

Por ejemplo, MeadWestvaco, el grupo de embalaje de EEUU, apuesta al inevitable crecimiento del mercado de bienes de consumo en India, comprando una empresa de embalajes local y anunciando un plan de inversión por más de US$180 millones a cinco años.

Walmart, el grupo de supermercados de EEUU, ha invertido en el comercio al por mayor y espera empezar en retail tras el alivio de las restricciones de gobierno sobre las inversiones extranjeras en el sector.

El crecimiento de la población, el ganado, los servicios de gobierno, la construcción frenética y la actividad inmobiliaria y la moderna externalización de servicios de tecnologías de la información asegurarán un robusto crecimiento para la economía india en los próximos años. Ya hay señales de que el crecimiento del PIB, que se redujo abruptamente desde más de 8% al año a menos de 6% en 2012, está comenzando a ver un nuevo repunte.

Eso es más rápido que muchas de las economías emergentes y desarrolladas, pero aquellos que estudian el progreso de la economía india dicen que el crecimiento será más rápido si las reformas se expandieran al mercado del trabajo y la tierra, liberando el potencial de inversiones.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

India recorta su proyección de crecimiento

La economía de India crecerá este año fiscal al ritmo más lento por una década debido a la débil actividad en minería, agricultura y manufactura, según una pesimista proyección oficial que sorprendió a los inversionistas y decepcionó al gobierno.

La oficina de estadísticas local dijo que el PIB crecería sólo 5% en el año hasta el 31 de marzo, por debajo del 6,2% proyectado antes y casi un punto porcentual por debajo de las últimas proyecciones de los ministros del gobierno. Una de las explicaciones sería el menor gasto del gobierno. VM