El viernes 20 de abril fue el día en que el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, se reunió con los representantes de las clasificadoras en Washington DC. En ese encuentro, el secretario de Estado le entregó un bosquejo de lo que será la planificación del gobierno para avanzar hacia la meta de balance fiscal. Y les reafirmó algo que ya se había planteado como meta: recuperar la posición crediticia perdida dentro de los cuatro años de gobierno.

En paralelo a esa puesta en escena, en Teatinos 120, el equipo de la Dirección de Presupuestos (Dipres), encabezada por Rodrigo Cerda, analizaba las alternativas "realistas" de convergencia que existen. Todo esto pensando en que a fines de mayo es el plazo que se autoimpuso el propio Felipe Larraín para presentar la estrategia fiscal que guiará el camino hacia el balance, aunque los 90 días que permite la ley para que cada gobierno presente su propuesta vencen el 11 de junio.

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Hoy, en Hacienda el trabajo está radicado en dos áreas: la primera enfocada en hacer distintos ejercicios de cálculo de gastos e ingresos para determinar cuál es el espacio que existe para recortar y reasignar recursos pensando en el ajuste fiscal que presentarán en los próximos días. Y la segunda está radicada en simular la trayectoria de reducción del déficit fiscal estructural y efectivo. Desde el gobierno afirman que la principal preocupación de Hacienda es la reducción del déficit estructural, por ello, el centro de la estrategia estará radicada en presentar una política creíble tanto para el mercado local como para las clasificadoras, puesto que ya se cumplió una década con un saldo fiscal estructural negativo que, por lo demás, durante los últimos cuatro años el registro se fue deteriorando. Si en 2014 el saldo era de -0,6%, en 2015 pasó a -1,6%, el 2016 se acrecentó a -1,8%, mientras que el cierre del año pasado terminó con un déficit de 2%, el cual no estuvo exento de polémica luego de que el Consejo Fiscal Asesor (CFA) entregara un saldo negativo de 2,1%, mayor al oficial que publicó de manera preliminar la Dipres de -1,7%.

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"Nuestro foco está puesto en lograr el balance estructural. Si bien también es importante el déficit efectivo, ya que es el parámetro para la deuda pública, queremos centrar nuestra política fiscal en volver a balance estructural", comentó una fuente del Ejecutivo.

Con eso en mente, la planificación de Hacienda apunta a establecer una meta realista y cumplible, puesto que aseguran que lo más importante para los agentes del mercado es que la trayectoria que se fije se cumpla, más allá de si se avanza más rápido o lento al equilibrio. Así, el escenario que toma fuerza hoy en el gobierno es presentar una trayectoria hacia balance de 0,25% por año, por lo que el equilibrio se lograría en un plazo de ocho años, cumpliendo así con la promesa que se hizo en la campaña presidencial, donde se señaló que el balance fiscal estructural se alcanzaría en un plazo de seis a ocho años, dejando tranquilas a las clasificadoras de riesgos.

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De acuerdo a fuentes que conocen este proceso, lo que más interesa a Hacienda es que no pase lo que sucedió durante la administración anterior, donde si bien había una misma trayectoria de 0,25%, no se cumplió la meta de ir reduciendo el déficit, sino que se produjo todo lo contrario.

El camino hacia  el balance efectivo

En paralelo a la reducción del déficit fiscal estructural, el gobierno debe también concentrarse en bajar el déficit efectivo que hoy está en -2,8% y estabilizar la deuda pública, que cerró 2017 con un saldo de US$ 68.936 millones, que equivale a 23,8% del Producto Interno Bruto (PIB). Si bien en el Informe Financiero del Presupuesto 2018 se estableció que este año el saldo llegaría a -1,9%, para lograrlo es clave el manejo y control del gasto público, por lo que el escenario más probable es que en estos cuatro años el gasto público en promedio crezca menos que el PIB. En el gobierno están conscientes de que en el escenario más plausible la deuda pública pueda aumentar un poco más este año, por lo que los esfuerzos estarán abocados en tratar de estabilizarla para luego en 2019 empezar gradualmente a reducirla. Si bien el trabajo está siendo elaborado por Hacienda, la política fiscal que se fije será zanjada finalmente por el propio Presidente Sebastián Piñera.

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La voz del  Consejo Fiscal Asesor

Uno de los actores claves en este debate y que tras la revisión del déficit fiscal estructural de 2017 tomó más fuerza es el Consejo Fiscal Asesor (CFA). Su opinión sobre cuál es el mejor camino a seguir es voz autorizada en este debate. En ese sentido, la presidenta del CFA y académica de la Universidad Adolfo Ibáñez, Andrea Repetto, señaló que "es importante avanzar en la consolidación fiscal, pero ello no puede hacerse de manera abrupta". Para Repetto, "si la economía permanece en la parte buena del ciclo, y considerando que hay unos 0,4 puntos del déficit estructural que son transitorios, el déficit se puede cerrar en un plazo prudente de unos ocho años".

La académica de la Universidad Adolfo Ibáñez enfatizó que la situación cíclica de la economía hoy es favorable para avanzar y realizar ese esfuerzo. Agregó que para avanzar a balance, "el gasto debe comenzar a crecer a una tasa más moderada. Si se generan gastos nuevos, habrá que recortar otros". Repetto subrayó que en este panorama existe el riesgo de que una eventual reforma tributaria "reduzca la tasa de primera categoría y reintegre el sistema completamente, pero que no se acompañe con otras modificaciones que impliquen fuentes nuevas y permanentes de ingresos para compensar la menor recaudación".

José Yáñez, académico del Departamento de Control de Gestión y Sistemas de Información (DCS) de la Universidad de Chile, e integrante del Consejo Fiscal Asesor, puntualizó que "considerando la mantención de la situación económica y del escenario fiscal actual es difícil pensar lograr un equilibrio en el balance estructural en un corto período de tiempo. Lo más razonable es ir avanzando en forma gradual hacia el objetivo indicado". Yáñez acotó que "hay gastos comprometidos, reformas que van avanzando, nuevas políticas que las autoridades entrantes desean desarrollar, por ello, un aterrizaje suave parece ser el criterio más adecuado".

El también académico de la Universidad Adolfo Ibáñez e integrante del CFA Juan Pablo Medina argumentó que "la gradualidad debe ir de la mano de cómo se vaya recuperando la economía, pero como es un plan de más largo plazo, la credibilidad pasa a ser un factor importante". Yáñez añadió que "habrá que controlar férreamente la tasa de crecimiento del gasto público e incrementar los ingresos". Aldo Lema, economista asesor de grupo Security y también integrante del CFA, resaltó que "lo más importante en esta coyuntura es que la meta que se fije se cumpla. Plantear una consolidación gradual del orden de 0,25% por año que se vaya alcanzando con alguna holgura en los primeros años es algo esencial para devolverle credibilidad a la regla. Esa es la expectativa que está entre los analistas del mercado".

En cuanto a la reducción del déficit fiscal efectivo, los expertos coinciden en que se debe estabilizar la deuda pública y, por ende, reducir los niveles del déficit. "Es posible estabilizar la deuda si el producto crece y se mantiene superávit luego de excluir el gasto en intereses", dijo Repetto. No obstante, la economista añadió que "la clasificación de riesgo chilena es muy buena y que el nivel actual es sostenible, lo que no significa que haya una tarea de consolidación por delante. Es más, estamos en una situación cíclica apropiada para avanzar en ello".

Yáñez apuntó que se hace necesario desacelerar la tasa de crecimiento de la deuda pública, aunque dijo que "el stock de deuda pública presenta niveles por debajo de la mayoría de los países, pero lo que preocupa es la tasa de expansión anual, la cual de mantenerse podría alcanzar niveles preocupantes que deteriorarían nuestras evaluaciones financieras internacionales".