Los inversionistas esperan esta semana el último encuentro de la Reserva Federal estadounidense bajo el mando de Janet Yellen, con expectativas de que el banco central deje sus tipos sin cambios antes de una prevista subida en marzo como respuesta a la aceleración de la economía.
Además, en la agenda cercana habrá otros eventos y datos importantes, incluyendo el dato mensual del empleo en Estados Unidos, el discurso del Estado de la Unión del presidente Donald Trump, anuncios de resultados empresariales y números económicos en la zona euro.
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El mercado estudiará las palabras de la Fed para ver si se afianzan las especulaciones de algunos que ven posible un ajuste monetario más firme. "Podría elevar los tipos cuatro veces este año, no solo las tres que ellos han pronosticado", dijo Chris Rupkey, economista jefe de MUFG en Nueva York.
Para consolidarse, este enfoque requeriría una sorpresa en las cifras laborales de enero, ya que un sondeo de Reuters apuntó a un ritmo relativamente moderado de creación de 175.000 puestos de trabajo, con un incremento anual también contenido en los salarios, de 2,6%
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Los operadores financieros también medirán la alocución de Trump ante el Congreso, sopesando su esperada referencia a un plan de infraestructura por US$1,7 mil millones, que alentaría a la economía, con una posible referencia a medidas proteccionistas contra China, un factor que desanima al mercado.
Por otra parte, se aguarda una nueva oleada de resultados empresariales. En Estados Unidos publicarán sus cifras empresas como McDonalds, Facebook y Microsoft. En el listado de firmas europeas están Santander, Siemens y Ericsson, entre otras.
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En la zona euro, varios países informarán datos de inflación, incluyendo los números preliminares de Alemania en enero, que arrojarían un aumento módico de 1,7% anual. Aparte se publicará la primera estimación del crecimiento económico del bloque monetario en el cuarto trimestre.
Una lectura fuerte de este indicador apuntalaría al euro, que continuará en la mira de los inversores después de que alcanzó su máximo en más de tres años, una vez que las autoridades económicas de la zona euro restaron importancia a la escalada de la moneda única.
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