Aparte de la incertidumbre política, hay varios elementos en el ámbito económico que no están jugados el próximo año, y que incluso algunos dependerán del nombre del nuevo gobernante.
En este segmento se encuentran factores como las expectativas de consumidores y de empresarios, y el desempeño de la deuda pública y con ello la decisión de las clasificadoras de riesgo respecto del país.
Un poco más alejado de la lid política están la trayectoria de la inflación y el devenir el mundo que impactará para bien o para mal el precio del cobre. Tampoco hay que olvidar que llega el fantasma de la Reforma Tributaria con sus nuevos regímenes.
Expectativas: habrá corrección pero en terreno positivo
Todo influye en las expectativas, desde el proceso político hasta la economía internacional, señala el experto, fundador y ex dueño de Adimark, Roberto Méndez: "Las personas mezclan todos los elementos para actuar en términos de consumo, tomar deuda, pedir un aumento de salario o cambiar de trabajo".
En los anteriores años, las percepciones de los agentes han sido negativas, pero este año han repuntado coincidente con el alza de las ventas de comercio, de autos y de la Bolsa, y por supuesto del precio del cobre y del mayor crecimiento de países desarrollados. Para este mes anticipa, no obstante, una pausa hasta que la segunda vuelta presidencial defina quién llegará a La Moneda: "Naturalmente que la incertidumbre política de la segunda vuelta podrá estar penando, pero será muy coyuntural. Creo que hasta antes de la elección los chilenos en general aparecían bastante optimistas, quizá excesivamente, con un grado de euforia, entonces tendrá que venir una corrección, más moderado pero no un desplome".
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Y pronostica para 2018, ya conocidos los resultados de las elecciones, que las expectativas de consumidores y empresarios seguirá arriba en terreno positivo, independiente del Presidente que sea electo. "No veo un desplome ni euforia en las expectativas, según tal o cual resultados. Quizás un poquito más al alza si gana Piñera y una corrección hacia abajo si sale Guillier, pero nada dramático", resumió Méndez.
El principal riesgo del precio del cobre alto es que el país se vaya de fiesta
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Bastante optimista acerca del futuro del precio del cobre se mostró el académico del departamento de Ingeniería en Minería de la Universidad Católica, Gustavo Lagos.
"No creo que el cobre baje de US$2,80 el próximo año, no es un escenario fácil que descienda 20 o 30 centavos. Mi expectativa es que el precio sea superior de los US$3 promedio en 2018", indica manifestando un pronóstico más alto que el US$2,75 del Banco Central y que el US$2,77 que utilizó el Gobierno para configurar el Presupuesto.
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Su estimación se basa en los indicadores de crecimiento mundial y en el hecho de que las empresas que invierten en commodities ya tomaron posiciones en este mercado, y sus apuestas, por lo general involucran un período a 2 años plazo. De hecho recuerda que en 2016 las proyecciones acerca del metal rojo estaban subvaloradas y cuando asume Trump en EEUU y China mejora su dinamismo, el precio se eleva en forma explosiva. "Los indicadores señalan que en los próximos 3 a 5 años el precio del cobre estará relativamente alto, y eso va a durar bastante, porque las empresas se demoran mucho en preparar la inversión, frente a una demanda que avanza más rápido de lo pensado. El riesgo de que el precio retroceda es muy pequeño", manifiesta.
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El riesgo va por otro lado, sostiene Lagos: por las decisiones que este boom puede provocar en los agentes económicos. "Si el precio sube mucho vamos a volver a la fiesta, ya que es difícil decirle a alguien que no tome un traguito ni baile cuando estamos en fiesta. Cuando el cobre sube mucho la gente cree que estamos llenos de plata y se piden aumentos de sueldos, se empieza a gastar más y desgraciadamente no creo que estemos exentos de ello en el futuro", retrata.
Sugiere seguir impulsando la discusión para mejorar la productividad y equilibrar los ingresos. "Si sube el precio se debería intentar ahorrar más colocando los recursos en los fondos soberanos, pagar la deuda y equilibrar el Presupuesto. Pero creo que vamos a recuperar nuestro ánimo de fiesta, cuando la lógica sería tener un ánimo un poco más tranquilo".
Inflación contenida y gradual alza de tasa de interés hasta 3%
"El riesgo de que vayamos a ver un resurgimiento de la inflación no existe", asegura el ex gerente de estudios del Banco Central (BC), Felipe Morandé, al analizar el escenario macro que se avecina en 2018.
Primero aclara que los últimos datos de IPC (Indice de Precios al Consumidor) que se han registrado como el alza sorpresiva de octubre de 0,6%, responden a cuestiones metodológicas que el Instituto Nacional de Estadística (INE) debería explicar, pero no constituyen tendencia. "Los resultados de septiembre y octubre están contaminados por una mayor volatilidad, pero en un escenario central lo razonable es que sea sin sesgo al alza ni a la baja", acota al compartir la proyección del BC de cerrar 2018 con una inflación promedio de 2,7%.
Su pronóstico es que la brecha entre el Producto Interno Bruto (PIB) efectivo y potencial se irá achicando a medida que la economía recupere el dinamismo, pero en forma gradual lo que permite que no se eleve la inflación.
"Y por el lado del tipo de cambio es probable que el dólar esté bajo los $650, lo que también alivia cualquier presión inflacionaria que provenga desde el exterior; y si bien los salarios pueden aumentar es difícil que sea algo sustancial, porque la situación del empleo no es buena y no mejorará sustantivamente en un año", explica.
En ese contexto cree que el instituto emisor mantendrá la cautela respecto de la tasa de política monetaria porque la inflación se ve contenida en el mediano plazo, "si se da el escenario de un crecimiento sobre 3% y una inflación en línea con la meta, podríamos pensar en que la tasa subirá hasta 3% a fin de año, en un intento por normalizarla", recalca.
El peor panorama alternativo sería que hubiese una baja adicional del tipo de cambio producto de un mayor dinamismo de la economía china, y por una euforia por el triunfo de Sebastián Piñera que atrajera mayor inversión extranjera, lo cual podría inclinar hacia abajo la inflación, "pero tiene muy baja probabilidad de que ocurra", concluye Morandé.
Las clasificadoras de riesgo estarán atentas a la evolución de la deuda
Este año, Chile fue testigo de un hecho inesperado porque después de décadas de aplausos, le redujeron la calificación.
Dos fueron los factores esgrimidos por las calificadoras de riesgo para proceder de esta forma: que la deuda externa pública estaba creciendo de manera acelerada al pasar desde un 3,9% del Producto Interno Bruto (PIB), a un 23,8% en junio de este año para cerrar en 25,2% del PIB, según cifras de la autoridad. A este se suma la menor capacidad de crecimiento.
"La mirada de las agencias el próximo año dependerá fundamentalmente del resultados de la segunda vuelta electoral: si gana Sebastián Piñera habría un panorama un poco mejor especialmente desde el punto de vista de los créditos porque se espera que adopte medidas para restablecer la confianza de las clasificadoras, debería ser más conservador en el gasto. Pero si gana Alejandro Guillier dependerá de la coalición que arme y si aumenta el desorden en las finanzas públicas", apunta el economista jefe de BCP Securities, Walter Molano. Su visión es que si el candidato de la Nueva Mayoría suma las fuerzas del Frente Amplio puede haber un incentivo o compromiso de por medio de gastar más. "Es probable que con Piñera en el gobierno las clasificadoras suban la nota, y con Guillier la mantengan o la bajen", acota el especialista.
Su visión es que el tema es independiente de si el precio del cobre sigue subiendo y allegando más recursos al erario fiscal. En ese sentido, el socio y director de estudios de LarrainVial, Leonardo Suárez, proyecta que con el alza del cobre el déficit efectivo proyectado para el próximo año de 3,3%, bajará: "gracias al cobre y a la aceleración de la economía pueden ingresar más recursos, y el déficit finalmente terminará en US$3.500 millones y no cerca de los US$7.000 como se espera".
LarrainVial apunta a China como principal factor en el mundo
El ojo en 2018 hay que ponerlo en China a la hora de mirar cuánto ayudará el carro mundial a la economía chilena, según el socio director de estudios de LarrainVial, Leonardo Suárez.
Indica que en el último tiempo la situación en este país emergente se ha robustecido aumentando la inversión fija, lo cual golpea a Chile por el lado del cobre. "Nosotros pensamos que la demanda por este metal crecerá en forma moderada en torno a 2% anual, lo cual aún así implica un déficit de oferta lo que lleva a que el precio esté más alto. El riesgo de que esto no ocurra es que China deba hacer un ajuste por un exceso de deuda y eso se transforme en una crisis financiera; no descarto este escenario, pero hasta ahora da la impresión que lo están manejando muy bien", indicó.
Su proyección para el cobre es que llegará a un precio promedio de US$ 3,20 en 2018, con un spot en algún momento de US$3,6 la libra, movido por una débil oferta producto de una menor ley del mineral y de escasez de proyectos relevantes.
Por otro lado, Europa se está acelerando en forma muy suave, señala Suárez, lo que ayuda a la depreciación del dólar que a principio de año estaba a 1,04 euros, y en estos días ha pasado a 1,7. "Incluso se puede empezar a pensar que se eliminará el régimen de expansión cuantitativa. El tema de fondo es que la economía se está acelerando y eso es bueno, porque nuestros socios comerciales mejoran cada vez más", acota el economista.
Respecto del otro continente, estima que Estados Unidos se desacelerará levemente creciendo un poco menos de 2%, mientras que si bien Argentina y Brasil se están recuperando, no lo considera tan relevante para el caso de Chile. "El mayor riesgo es que la Reserva Federal sea más agresiva que lo proyectado, no es mi escenario base, porque veo muy difícil que la tasa de interés suba sobre 3% porque ello implicará severas presiones inflacionarias que no se observan hasta ahora", remarca el director de estudios.
2018: la prueba de fuego de la Reforma Tributaria
Un elemento no macro se suma a la incertidumbre del próximo año: es que en 2018 empieza a regir por completo la Reforma Tributaria, y por ende se empezará a aplicar una Operación renta con los dos nuevos regímenes, la renta atribuida y el sistema semiintegrado.
Ello implicará que los contribuyentes deben llenar más de 70 formularios con información que antes no se solicitaba, con el evidente riesgo de equivocarse.
"Los nuevos registros implican un proceso de adaptación de las personas, existen una serie de nuevas declaraciones juradas que se deben considerar, entonces evidentemente es un riesgo que cualquier gobierno tiene que considerar y estar muy pendiente de medidas de contingencia como tener una política más flexible de condonación de multas e intereses por retraso, e inclusive se ha hablado de posponer la declaración de impuestos por un mes", admite el director del Centro de Estudios Tributarios de la Universidad de Chile, Gonzalo Polanco.
Por lo mismo sugiere que ojalá cualquier gobernante que llegue mantenga los equipos técnicos en el Servicio de Impuestos Internos (SII) que han estado trabajando en la implementación de la Reforma y conocen el uso del software para la adecuada realización de la Operación Renta 2018.
"El próximo año se pondrá a prueba el sistema", agrega.