"Dios vive en Teatinos 120".
La frase, que hace referencia al emplazamiento físico del edificio del Ministerio de Hacienda, es conocida en el mundo político, económico y sindical, y relaciona el rol que juega el titular de dicha cartera en las decisiones de cualquier gobierno.
Es que llevar el timón de las arcas fiscales no es menor. Por sus manos pasa el destino de los recursos para cada ministerio, proyecto de ley o programa que se quiera implementar y su labor tiende a ser ingrata y criticada al tener que equilibrar las demandas del sector político con las realidades fiscales del Estado.
En 2006, cuando Michelle Bachelet asumió por primera vez como jefa de Estado, eligió al economista independiente Andrés Velasco como ministro de Hacienda, quien entonces era profesor titular de la U. de Harvard y se había desempeñado como su asesor económico en la campaña.
Su figura siempre tuvo gran poder dentro del gabinete y esto lo llevó a más de un conflicto con alguno de sus colegas y con parlamentarios concertacionistas: se le calificaba como un economista liberal en el pensamiento y conservador en el gasto.
En perspectiva, se le responsabiliza de no eliminar el descuento del 7% para los jubilados, no recoger la idea de una reforma tributaria y de no avanzar a un postnatal más extenso, demandas que luego la administración Piñera sí logró instaurar.
Hoy, con Bachelet elegida nuevamente como presidenta y un programa de gobierno muy ambicioso, se convierte en una interrogante clave qué rol jugará el nuevo ministro de Hacienda: ¿será alguien que contenga las demandas o alguien que acate las decisiones políticas?
A nivel de empresarios y economistas la aspiración es que no se sacrifique lo ya avanzado y que su carácter dentro del gobierno vaya en la línea de sus antecesores, como Velasco e Eyzaguirre, pero se reconoce que existe el riesgo de que esta vez el titular de la cartera esté más supeditado al poder político.
RECUPERAR LA CONFIANZA
Para diversos analistas y dirigentes empresariales consultados, una de las prioridades que debiese considerar la presidenta electa para nombrar al hombre de las finanzas es que transmita confianza y tranquilidad, en Chile y fuera de las fronteras.
Desde la centroderecha creen que el futuro jefe fiscal "tiene que ser de suficiente prestigio para dar confianza a los inversionistas internacionales. Sería relevante tener una figura que pudiera atenuar esa incertidumbre que hoy existe", dicen.
Apuestan por un perfil parecido al que tuvo Velasco, "porque Bachelet ha demostrado que no domina temas económicos, por tanto necesita una persona que en ese tema tenga una presencia bastante fuerte".
Otro economista de centro derecha apunta a que debiera llegar un(a) ministro(a) que va a tener que privilegiar medidas que atraigan el capital extranjero para enfrentar el déficit en cuenta corriente. "El déficit de la cuenta corriente es producto de la administración anterior (Bachelet), que hoy va ya en cerca de US$10.000 millones. Por lo tanto, el ministro de finanzas va a tener que tomar en cuenta esta situación", asevera.
Para el decano de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, Manuel Agosín, en tanto, el tema de la confianza es algo propio de Chile, que se ha construido en mucho tiempo, por eso seguir contando con ella es esencial.
Señala que la prima de riesgo soberano del país "es extraordinariamente favorable" y se ha mantenido muy estable por mucho tiempo, por lo que "la confianza que tengan los mercados internacionales en Chile es algo que hay proteger y el ministro de Hacienda juega un papel central en ese tema y creo que lo va a tener que seguir jugando".
Habilidad y capacidad tanto para enfrentar las diversas demandas que estarán sobre la mesa, como para transar al interior del gobierno y con la oposición, son otras de las cualidades planteadas.
Fuentes ligadas al sector comercio aseguran "tiene que tener poder de negociación. Requiere negociación no sólo con la oposición, sino también con el oficialismo, porque en la reforma tributaria puede generarse una discusión no menor, como sacar algunos beneficios tributarios y esa es una discusión amplia".
Concuerda con lo anterior el economista Joseph Ramos, quien destaca que sería bueno "que pueda plantear bien sus puntos de vista primero a la Presidenta y luego a la población. Alguien capaz de llevar el peso y contarle la firme, y no simplemente que cumpla órdenes".
Desde la minería coinciden en que "las expectativas son tremendas y las demandas van a ser igual de gigantescas, entonces tiene que ser alguien que tenga carácter para enfrentar un dificil mundo político".
En el mundo del retail enfatizan en ese punto: "Lo importante es que los ministros de Hacienda tengan carácter para saber decir que no, más que un buen manejo económico".
Un conocedor de este mundo es el ex ministro de Hacienda, Rolf Lüders: "Debe tener los conocimientos necesarios para comprender las consecuencias de corto, mediano y largo plazo de las medidas que está tomando, y debe tener una personalidad fuerte y saber decir que no si es que considera que una medida es inconveniente para el país", dice.
¿MENOS PODER?
Las dudas, sin embargo, surgen ante la pregunta de si, más allá del nombre en cuestión, Bachelet le otorgará el poder necesario para cumplir su tarea como los consultados esperan . Al respecto, José Ramón Valente, economista de Econsult, considera que sería "fantástico que fuese alguien que tuviese las características de Andrés Velasco, pero dudo que así sea, porque es una persona bastante detestada al interior de un círculo fuerte de la Concertación".
Además, se indica, la presidenta electa habría quedado muy contrariada con todas las medidas que Velasco en su minuto le recomendó no aplicar, por lo que ahora buscaría que su nuevo ministro de Hacienda "no le diga que las cosas no se pueden hacer, sino cómo se pueden hacer", precisa una fuente empresarial.
Desde ese punto de vista, hay quienes temen en el mundo de los negocios que se trate esta vez de un jefe de las finanzas menos empoderado y más funcional a cumplir con las promesas de campaña.