Cereteza y sobriedad. Esas fueron las sensaciones que rodearon el desarrollo de la jornada de ayer, en que se selló el triunfo de Michelle Bachelet, ingresando a un reducido grupo de presidentes que han sido reelegidos en la historia de Chile.
Ambas, asociadas a la convicción de que lo que estaba en duda no era si ganaba o no, sino más bien con cuánto porcentaje superaba a su contendora de la Alianza, Evelyn Matthei, y si dicha cifra le daba el respiro para eludir los cuestionamientos sobre la legitimidad de la elección, en un escenario de absentismo en las urnas.
Existía tanta certeza de que el triunfo era un hecho, que el sábado se desarrolló una reunión de coordinación a fin de organizar la cita protocolar que Bachelet sostendrá hoy con el presidente Sebastián Piñera.
Con todo, la abstención fue la piedra del zapato en el día de la candidata de la Nueva Mayoría.
Tanto así, que muy temprano el tema quitó del rostro de Bachelet algo de su sonrisa, porque si bien fue recibida por decenas de adherentes en el colegio Teresiano Enrique de Ossó en la comuna de La Reina donde fue a sufragar pasadas las 10 horas, el colegio evidenciaba una muy reducida afluencia de público, imagen que se replicó a lo largo del país.
Bajo un sol que a esas horas se aprestaba a ser implacable, la ahora presidenta electa respondía los cuestionamientos acerca de la legitimidad de un eventual triunfo, en un marco de ausentismo.
"Este es un día importante, y espero que las personas puedan concurrir a participar y con su voto dar una clara expresión de cuál es el Chile en que queremos seguir viviendo", dijo.
Y agregó que "desde el escepticismo no se producen los cambios que necesitamos".
La seriedad marcó su rostro cuando fue consultada sobre el tema, una segunda vez.
"Es evidente en que en todos los países en que hay voto voluntario la votación es menor. Pero lo claro es claro: estas son las reglas de la democracia y gana el que gana con esta reglas. La legitimidad de la elección la dan las actuales reglas de la democracia", señaló, dando por finalizado el punto de prensa, pese a las insistentes preguntas de un periodista de Radio Programas de Perú (RPP) acerca de su opinión sobre el fallo de La Haya en el diferendo con el vecino país, fijado para el 27 de enero.
Luego de abandonar el colegio en la camioneta Hyundai Tucson gris, Bachelet se dirigió a su casa, en La Reina, privilegiando la compañía de sus hijos Sebastián y Sofía, su madre Ángela Jeria y sus más cercanos con quienes compartió un almuerzo familiar.
HERMETISMO Y CALMA
Michelle Bachelet retomó sus actividades pasadas las 17:30 horas, cuando el portón del condominio ubicado en Julia Bernstein 447 se abrió, y los carabineros que resguardaban a esa hora el recinto se pusieron en alerta.
Dos camionetas, la Tucson que tomó ella misma, una Lexus que abordaron sus hijos, sumado a otro vehículo en que subieron sus escoltas, salieron raudamente en dirección del Hotel San Francisco, ubicado en plano centro de la capital a esperar los resultados. Aproximadamente una hora antes había partido en esa misma dirección, su madre, Ángela.
Al llegar, entró por el estacionamiento subterráneo del hotel y subió al segundo piso, esquivando a la prensa que a esa hora desbordaba la carpa instalada para el propósito. Allí se le unieron sus hijos, su madre y los más cercanos del comando.
Al lado de la carpa de prensa había un salón VIP destinado a políticos y adherentes cercanos, algunos instalados desde antes y otros que arribaron luego del primer cómputo. Así fue posible ver a Ricardo Lagos Weber, Guido Girardi, Ximena Rincón, Jorge Pizarro, un recuperado Mariano Ruiz-Esquide, Fuad Chahín, Jaime Quintana, María Antonieta Saa, Maya Fernández, Karol Cariola, Juan Pablo Letelier, Isabel Allende, Ximena Vidal, Ignacio Walker, Ramón Farías y Osvaldo Andrade, entre otros, quienes respondían a los requerimientos de la prensa, valorando positivamente los resultados y proyectando los escenarios futuros.
El único momento de silencio se dio cuando, tras la acelerada entrega de los primeros cómputos, Alvaro Elizalde y Javiera Blanco salieron a realizar un punto de prensa, con evidentes sonrisas en sus rostros, coincidiendo en dos ideas: el triunfo de una campaña limpia y reivindicando la idea de un triunfo legítimo, sobre todo cuando las cifras de votos se acercaban a lo que el propio Piñera obtuvo al ser elegido presidente.
Luego de ello, las conversaciones siguieron su curso y casi pasó inadvertido cuando Evelyn Matthei reconoció su derrota por las cinco pantallas instaladas en la carpa de prensa, instancia en la que más que aplausos y gritos, hubo una tranquila satisfacción, apretones de mano y palmoteos en las espaldas.
Pocos minutos después -con Bachelet aún en el segundo piso- se pudo apreciar por las pantallas el contacto telefónico de la presidenta electa con Piñera, en el que éste la felicitó por su triunfo. "Quería en primer lugar felicitarla y admirarla porque yo sé que una campaña de nueve meses es dura y difícil, pero ha tenido un gran triunfo, hoy día los chilenos se han expresado con claridad, en una elección válida, transparente, que nos llena de orgullo", le dijo Piñera.
"Estoy muy contenta con el resultado y con la sólida victoria, y no le quepa la menor duda de que a partir del próximo año yo voy a ser Presidenta de todos los chilenos y de todas las chilenas", replicó Bachelet.
El mismo esquema se siguió para el arribo de Evelyn Matthei al hotel, en un encuentro semi privado, en el segundo piso y luego con los presidentes de los partidos de la Nueva Mayoría.
Fuera del hotel, en tanto, se escuchaban sones de música festiva y gente con banderas comenzaba a llegar en forma masiva. Poco después DJ Méndez subió al escenario y animó a la gente, mientras se pudo apreciar a potenciales "ministeriables": Nicolás Eyzaguirre, Guillermo Larraín y José de Gregorio.
Asi, antes de las 21 hrs, Bachelet salió al escenario, para entregar su primer mensaje como presidenta electa.