La modernización del Estado es clave para mejorar la productividad en Chile, por lo que merece ser una materia a abordar por las autoridades actuales y futuras. Como un insumo deben evaluarse las propuestas de modernización del Estado emanadas del Centro de Estudios Públicos (CEP) o también los esfuerzos que están realizando entidades como la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) o Sofofa.
En el caso del CEP, el hecho de que hayan participado 29 expertos desde la derecha a la izquierda es una buena base para explorar la viabilidad política de las modificaciones, ya que de eso se trata en última instancia. Las propuestas son ambiciosas y, sin duda, que le darían una fisonomía muy distinta a un aparato estatal que a pesar de sus avances, hunde sus raíces en la construcción estatal/nacional del siglo XIX reformada en el XX de manera dispersa.
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La envergadura de las transformaciones propuestas implica un proceso de varios años, ya que incluye una alteración estructural del régimen presidencialista, de la forma de operar del Congreso, del manejo de las finanzas públicas y la relación con la ciudadanía y la burocracia pública. Sin embargo, sería una buena señal si la clase política (Gobierno, Congreso y partidos) abre un diálogo sobre estas materias.
¿Habrá condiciones políticas para ello? Es una pregunta legítima, pero es de esperar que tanto en el sector privado como en el público se den cuenta de que los avances tecnológicos vendrán sí o sí, y generarán cambios enormes, y será mejor estar preparados para cuando llegue ese momento, que dicho sea de paso, está ala vuelta de la esquina.
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