UN HOMBRE, blanco y rico, entre los más acaudalados del congreso de EEUU, podría no ser la mejor opción que tenían los demócratas para la vocería de la réplica al primer discurso del Estado de la Unión de Donald Trump esta semana, pero el elegido fue un congresista con esas características. Pero es que además cuenta con otro particular atributo: es un Kennedy. La oposición quiso jugar seguro y volcó los focos hacia el congresista Joe Kennedy III, el último miembro de la renombrada dinastía política estadounidense en quien algunos ven incluso un futuro presidencial, tal como fue su tío abuelo, John F. Kennedy.

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Con Joe, "los líderes demócratas saben que reciben una dosis del glamour y de nostalgia Kennedy, envuelto en un cuerpo joven y fresco", señaló a Pulso Patricia Murphy, ex jefa de la oficina del Capitol Hill para Politics Daily y fundadora y editora de Citizen Jane Politics, quien cree que la apuesta fue acertada si la idea era fortalecer la base opositora.

De hecho, la respuesta de la gente común lo confirma. "Feliz de que una nueva generación de Kennedy esté en la escena política. Tengo 90 años y estuve durante los gloriosos años de Kennedy. No reconozco a nuestro país hoy y echo de menos la cortesía y la adhesión a la Constitución (...) Te pido que hagas lo mejor que puedas para continuar con los ideales de tu familia", indicó Beatrice Boyle, una jubilada de Nueva Jersey, en el fan page del Facebook de Joe, entusiasmada con el protagonismo que consiguió el congresista de 37 años.

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Un apellido que abre puertas

Sus palabras dan cuenta de la relevancia que tiene formar parte de la "familia real de Estados Unidos", como se le conoce popularmente. De hecho, cuando en 2012 Joe decidió lanzar su carrera política, siguiendo la senda de otros familiares como el ex Presidente, su abuelo y ex fiscal general, Robert, o su padre, el ex representante Joseph Patrick II, tuvo un éxito rotundo.

Se postuló como representante para la cámara de una gran área del sudeste de Massachusetts y ganó sin mayores dificultades: la primaria demócrata con 90% de los votos y la general, frente al postulante republicano, con 61%. Su ventaja electoral se replicó en los años venideros, ganando los comicios de 2014 con 98% y las de 2016 con 70%.

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Antes de comenzar a abrirse camino en la política estudió junto a su hermano gemelo Matthew, Ciencias de la Gestión e Ingeniería en la Universidad de Stanford. Más tarde, exploró otra de sus áreas de interés y se graduó de la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard, donde conoció a su esposa Lauren Birchfield, abogada y cofundadora de la ONG Neighborhood Deges, con quien tiene dos hijos.

En sus años en la universidad perfeccionó su español, gracias a un intercambio en Sevilla y su estadía de dos años en República Dominicana en los Cuerpos de Paz. Por eso, en su conferencia de prensa del miércoles no tuvo problemas en comunicarse con los dreamers. "Déjenme ser claro, ustedes son parte de nuestra historia, nosotros lucharemos por ustedes, no nos vamos a alejar", dijo en español.

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Una vez en el congreso, tras su ejercicio profesional como asistente del fiscal de distrito de Cape and Islands y luego en la del Condado de Middlesex, supo generar las redes que le dan fortaleza a sus opciones políticas. Ingresó al influyente Comité de Energía y Comercio, el más antiguo de la Cámara de Representantes y cultivó lazos incluso con miembros del partido republicano.

"Creo que tiene más potencial que cualquier otro en el lado demócrata, por la forma en que se comporta, como cumple su tarea y su capacidad para servir", señaló recientemente Kevin McCarthy, el líder de la mayoría en la Cámara.

¿Kennedy 2020?

Respaldado por un gran apellido, títulos de prestigiosas universidades, una fluida comunicación con la comunidad hispana y un rotundo éxito electoral a nivel local, llegó el momento de que Joe se posicione en el escenario nacional.

La oportunidad fue la réplica a Trump y la supo aprovechar. No sólo abordó temas de inmigración, criticó al polémico mandatario por su enfoque en salud y defendió a los derechos de los transgénero, dos de sus más importantes banderas de lucha.

"Claramente tiene un gran apellido detrás de él y eso definitivamente le ayuda, porque se trata de una marca, pero además representa a una nueva generación de políticos, lo que también lo favorece", aseguró Kelsey García, fotógrafa profesional de 22 años, que se ha encontrado en diversas oportunidades con Joe y que votó por él en los últimos comicios de Massachusetts.

Su entusiasmo se ha visto replicado en redes sociales. En twitter abundaba el #Kennedy2020, mientras que en Facebook sigue ganando seguidores la página "Joe Kennedy III for President in 2020".

Y aunque ha asegurado en otras ocasiones que no tiene intenciones de mudarse del Capitolio a la Casa Blanca dentro de los próximos años, este político de 37 años aún tiene mucho tiempo por delante.