Es curioso lo que la gente elige para preocuparse. Occidente está obsesionado con evitar que Irán consiga armas nucleares. En contraste, el programa nuclear de Pakistán no es muy discutido. Y sin embargo, las armas nucleares paquistaníes son mucho más preocupantes.
Comencemos con lo obvio: Pakistán ya tiene armas nucleares -probablemente más de 100- y se cree que está aumentando su producción. Irán aún tiene que ensamblar un arma nuclear. Se ha dicho que la posibilidad de una bomba iraní es impensablemente peligrosa debido a las conexiones del país con grupos terroristas, su hostilidad con Occidente e Israel, el riesgo de que se expanda la tecnología nuclear y la posibilidad de una carrera regional por armas.
Pakistán facilitó tecnología nuclear a Corea del Norte, Libia y al mismo Irán. Se acercó peligrosamente al conflicto nuclear con India en 1999. En cuanto al terrorismo, Osama bin Laden estaba viviendo en suelo paquistaní por muchos años y las áreas tribales de Pakistán todavía son la base más importante de Al-Qaeda.
Pakistán también fue la plataforma de lanzamiento de los ataques terroristas en Mumbai en 2008, en los que murieron 164 personas. Aunque el gobierno de Pakistán condenó los ataques, hay fuertes indicios de que los terroristas tenían vínculos con la inteligencia paquistaní. Si los ataques de Mumbai hubieran sido lanzados desde Irán, Occidente estaría gritando sobre el “terrorismo de Estado”. Con Pakistán, lo único que hay es un incómodo murmullo.
Por supuesto, hay razones para esta diferencia en el trato. A diferencia de Irán, Pakistán es un aliado de EEUU y recibe miles de millones en ayuda. El general Ashfaq Kayani, el jefe de personal de las fuerzas armadas paquistaníes, es un amigo que alguna vez estudió en Fort Leavenworth en EEUU.
Pero Pakistán aún tiene que dar una explicación por el hecho de que Bin Laden estaba viviendo ahí. La reacción paquistaní a la incursión que mató a Bin Laden fue de indignación anti-estadounidense, en lugar de autocrítica. Un doctor que ayudó a EEUU a rastrear a Bin Laden había sido sentenciado a décadas de prisión en Pakistán.
Tras la incursión de Bin Laden, muchos en Pakistán especulaban que EEUU podía estar planeando otra incursión -para apoderarse de la fuerza disuasiva nuclear del país. Se cree que en parte en respuesta a eso, Pakistán modificó la producción de armas nucleares, y ha adoptado una política de mover sus armas más frecuentemente, a menudo, por carretera. La amenaza de que un arma nuclear “caiga en manos equivocadas” es obvia. Tan preocupante como el surgimiento de la milicia islamista entre los rangos de la milicia paquistaní.
Aunque los visitantes a Irán a menudo reportan que la gente tiene buena disposición hacia EEUU, ningún visitante a Pakistán puede omitir el profundo anti-americanismo. Episodios como el ataque de Bin Laden y los repetidos ataques de aviones no tripulados a militantes en Pakistán -los quehan matado a muchos inocentes- han llevado a las relaciones entre EEUU y Pakistán a un nuevo mínimo. Un 69% de los paquistaníes dice ver a EEUU como un enemigo.
Pero son las inexistentes armas de Irán las que siguen obsesionando a Occidente. Los diplomáticos han pasado tanto tiempo tratando de detener a Irán que ya no se preguntan por qué tiene tan alta prioridad.
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