Tal como ha pasado con las cumbres anteriores de la Unión Europea, podría haber pocos resultados en las decisiones anunciadas mañana. Los inversionistas en todo el mundo son sabios en reducir las expectativas para un acuerdo que finalmente estabilice la eurozona. Pero con los spreads de España e Italia a niveles inéditos, tienen razón en preocuparse de que ahora, el tiempo realmente se está agotando.
Una serie de reuniones en la última semana ha cristalizado las demandas políticas locales confrontando a tres líderes locales. En Italia, Mario Monti está bajo presión por mostrar un retorno a sus reformas en la manera de una acción para reducir los rendimientos de los bonos de Roma. En Francia, François Hollande enfrenta la resistencia de ceder soberanía en materia presupuestaria y bancaria -incluso a cambio de la emisión común de deuda. Angela Merkel, ha endurecido sus garantías en contra de que Alemania asuma más responsabilidades de las obligaciones de los otros países incurridas más allá del control de Berlín.
El acuerdo no sólo debe calzar con las necesidades de esos tres líderes. No valdrá mucho a menos que también ponga fin al violento ataque del mercado sobre los gobiernos y los bancos. Eso exige, en el corto plazo, acción sobre los costos de endeudamiento de España e Italia, y para el largo plazo, un compromiso real con la unión bancaria de la eurozona. Ninguna de las dos alternativas parece alcanzable.
La incapacidad de un país grande de la eurozona de autofinanciarse elevaría radicalmente su incentivo a salir del euro. Aún así, existen las herramientas para dar a España o Italia un indulto -aunque no a ambos. El fondo de rescate de la eurozona tiene un poder legal para comprar bonos. Pero necesita más poder económico -concentrando las compras de mercados abiertos de bonos emitidos de ahora en adelante y obteniendo una licencia bancaria. Por sobre todo esto, necesita el “vamos” a nivel político. La cumbre debe aclarar si se puede negociar el precio político por esto -en la forma de condiciones políticas, incluso un programa de rescate hecho y derecho -eso es satisfactorio para Merkel, aunque aceptable para el país receptor.
Sobre la unión bancaria, las propuestas presentadas por el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy destacan como islas en medio de ambigüedades de la agenda. Ofrecen el esbozo de un acuerdo político real: fuerte autoridad de la eurozona para intervenir en los bancos nacionales -que debe extenderse a cualquier banco importante, aunque sea pequeño - y reducirlos protegiendo a los contribuyentes, a cambio de un pacto común para el capital de la banca y un seguro de depósito conjunto.
La prueba de la cumbre es encontrar espacio entre líderes muy presionados desde el punto de vista político para encontrar un acuerdo. Ese espacio todavía debe crearse.
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