Por Jaime Pizarro
En todo el mundo es conocida la importancia que tienen las mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) en el desarrollo de las economías y en la generación de empleo. En los últimos diez años, estos negocios han ido cambiando en forma acelerada, ampliando nichos de negocio, integrando nuevas tecnologías para sus ventas o incorporándose a las cadenas exportadoras. Sin embargo, algo se ha mantenido inalterado en el tiempo: la necesidad de acceder a más y mejores fuentes de financiamiento.
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Bien lo saben las sociedades de garantía recíproca (SGR), que han ayudado en la última década a más de 40.000 micro, pequeñas y medianas empresas a lograr recursos a través de certificados de fianzas que operan como garantía ante instituciones financieras prestadoras de crédito.
Desde que entró en vigencia la Ley 20.179 -que dio origen a esta industria-, las SGR han invertido más de US$3.000 millones en financiamiento a pymes, mantienen una cartera vigente de US$700 millones, y han logrado abrir nuevas puertas de financiamiento al sector, como fondos de inversión privados, compañías de seguro y otras instituciones que tradicionalmente no apostarían por estar en este mercado.
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¿Es posible hacer más? Sin duda que sí. Hay que aprovechar la ventaja que presenta nuestro país respecto de la mayoría de los países de la región, donde no existe el modelo de las SGR. Chile necesita potenciar el avión de la reactivación con todos sus motores, porque las pymes están llamadas a convertirse en grandes protagonistas de la aceleración de la economía y la generación de empleo. La agenda de la reactivación económica no es posible sin las pymes.
En Europa, el sistema de garantías recíprocas (SGR) ha demostrado ser muy eficiente y exitoso, convirtiéndose en uno de los principales instrumentos de apoyo financiero para las empresas que buscan recursos frescos. Chile puede y debe avanzar en esa línea, incorporando las mejores prácticas al modelo, y potenciando el conocimiento de este instrumento en las propias pymes, donde aún es poco conocido.
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Para tener una política eficiente pro pyme, de acción público-privada, es indispensable entender las distintas realidades y necesidades que conviven en este amplio segmento, porque lo que sirve para la microempresa no necesariamente es útil para las pequeñas o medianas.
El modelo de las garantías recíprocas o SGR es parte de esa solución especializada. Ofrece a las pymes un "traje hecho a la medida" de sus necesidades, con montos más altos, plazos de crédito más largos, calendarios de pago ajustados a los flujos del negocio y tasas más competitivas.
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* El autor es presidente de Asigar A.G.