UNA VEZ más la escasez hídrica se ha vuelto noticia. Y no es una advertencia de lo que podría venir en el futuro, sino anuncios concretos de ciudades que se están quedando sin agua potable. Hay que admitir que sabemos que el agua no es inagotable, es un recurso finito que requiere cuidados y ello va a hacerse más crítico en el futuro. El cambio climático, la contaminación, el uso ineficiente, el incremento en la demanda de todos los usuarios (y una competencia cada vez más dura entre ellos) son factores que obligan a cambiar la manera de abordar el abastecimiento de agua.

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La adaptación a este escenario requiere un cambio de paradigma. Cualquier otra opción es insuficiente. Y este tiene que ver con la economía circular, con una mirada de futuro que obliga a repensar de manera integral la forma en que se han hecho las cosas hasta ahora: hay que adaptar las operaciones para lograr la autosuficiencia energética, reducir al mínimo (a cero) los residuos que van a vertederos y las emisiones de gases, y disminuir cualquier impacto ambiental.

No son las únicas metas. La economía circular también busca generar un impacto social positivo, con puntos de encuentro e iniciativas de valor compartido con todos los grupos de interés.

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La clave es mirar todo el proceso de otra manera, donde el concepto de residuo desaparece: todo debe ser un recurso, materia prima para otros usos. En esta línea, las ventajas ambientales que tiene el uso de agua recuperada a gran escala son incuestionables: en ahorro de agua potable, en reducción de emisiones de CO2 y reducción de la huella hídrica, solo por mencionar algunas. La reutilización del agua, en industria, en riego, en recarga de acuíferos, incluso en repotabilización directa, resulta inevitable.

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Este 22 de marzo celebramos el Día Mundial del Agua y según los datos internacionales en Chile tenemos importantes avances que provienen de las empresas sanitarias. Nuestro punto de partida está más avanzado que en otros lugares. Mantener esos logros y satisfacer las necesidades futuras de agua de la sociedad demanda soluciones innovadoras, que permitan desde ya aprovechar mejor los recursos con los que contamos hoy. Para ello, es fundamental la mirada de una economía circular, entendiendo el ciclo de agua como un continuo de recursos que hay que usar con eficiencia como instrumentos al servicio del medioambiente.

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*Presidente de Aguas Andinas