Internet of Things (IoT) o Internet de las cosas o de los objetos se refiere a la conexión a través de la red Internet de una serie de objetos cotidianos. Una idea simple pero cuya aplicación tiene beneficios que cambiarán definitivamente la forma en que vivimos. Esto puede parecer una afirmación atrevida, pero no lo es si analizamos el enorme impacto que Internet ha tenido en la comunicación y acceso a información de las personas en todos los aspectos, desde los negocios hasta la ciencia, desde la educación a la entretención y, sobre todo, en la forma en que nos relacionamos y cómo accedemos al conocimiento.
Pues bien, la IoT es el equivalente, pero conectando dispositivos con otros dispositivos. Son cosas conectadas con cosas. Por ejemplo, el auto que se conecta con el servicio técnico directamente para informar un problema. O el sistema de calefacción de una casa que se conecta con el sistema de iluminación y otros sensores, para calefaccionar solo los lugares donde se encuentran los habitantes de la casa. Todo ello sin que las personas se enteren.
Internet es sin duda el gran hito de comienzos del siglo XXI y será recordado de seguro como uno de los grandes eventos en la historia de la humanidad, al mismo nivel que la imprenta de Gutenberg en términos del impacto que tiene su irrupción en la cultura humana. En este marco, IoT es el próximo gran paso en la evolución de la tecnología y representará, sin duda, un avance enorme en la automatización de nuestra vida diaria.
IoT representa entonces muchos desafíos. La cantidad de información que se generará y transmitirá por la red aumentará exponencialmente. Se requerirá entonces un aumento de la capacidad para recopilar, analizar y distribuir datos para obtener aun más beneficios de este nuevo caudal de información y del conocimiento que nos puede dar. En este contexto, IoT cobra una gran importancia, pues a pesar de que algunas de las ideas o aplicaciones existen hace tiempo, muchas veces se basan sobre redes y protocolos de comunicación propietarias, lo que dificulta la intercomunicación. Por ejemplo, internamente los autos actuales disponen de diversos sistemas y redes para controlar el funcionamiento del motor, los dispositivos de seguridad, de posicionamiento, de audio, los instrumentos, pero no son IP. Asimismo, edificios y construcciones, principalmente corporativas y comerciales, hace mucho tiempo que cuentan con sistemas de control de climatización (ventalización y temperatura), servicios de comunicación, seguridad, e iluminación, pero solo hace pocos años han comenzado a utilizar el protocolo IP. Así, a medida que evolucionan los sistemas, estas redes convergerán, se conectarán y podrán comunicarse entre ellas, agregando mayores y mejores funciones operativas, de seguridad, análisis y gestión. IoT es ya una realidad hoy, pero su crecimiento será tal que estimaciones actuales indican que en unos cinco o seis años más habrá 50.000 millones de dispositivos conectados e interactuando entre sí.
No obstante, la IoT ya se encuentra en una etapa de crecimiento aceleradísimo: cada día una multitud de sensores y dispositivos se unen y comienzan a interoperar a través de Internet, facilitándonos la vida. Así, se están sembrando las bases para que proveedores de aplicaciones y de servicios TI ayuden a lograr un progreso real que se traduzca en mejor calidad de vida para nosotros y las futuras generaciones.
*El autor es gerente división servicios de integración y outsourcing de Sonda.