Cerca de 120 ciudades de Hispanoamérica se postularon para los premios “World Smart Cities Awards”, que se entregaron en la última Smart City Expo World Congress, uno de los eventos más importantes en esta materia en el planeta, que se realizó en Barcelona entre el 18 y 20 de noviembre.
Pero ninguna ciudad chilena salió ganadora. La razón es simple: no hubo postulaciones por parte de nuestro país.
Aunque pareciera increíble, absolutamente ningún alcalde inscribió a su ciudad o comuna en este encuentro, a pesar que hace más de dos años ha empezado a surgir el concepto de “ciudad inteligente”, básicamente, gracias al proyecto de Smart City Santiago, en la comuna de Huechuraba (que es apoyado por un grupo de empresas, lideradas por Chilectra); y “Smart City Gran Concepción”, que pretende incorporar el concepto en la capital del Biobío.
También se han visto algunos proyectos más focalizados en Peñalolén, Vitacura, Santiago Centro y otras comunas de la capital. Justamente, según los especialistas, ése es el problema para transformar a Santiago en una verdadera smart city: Muchos proyectos particulares y una falta de coordinación general con respecto a las 52 comunas de la Región Metropolitana.
El concepto
Pero ¿Qué es una ciudad inteligente? El término es tan amplio, como el número de iniciativas, discursos y comunicados de prensa que se ven periódicamente al respecto. Simplemente es una ciudad que utiliza la tecnología y el concepto de sustentabilidad, para mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos.
Para hacerse una idea, según la “Encuesta global sobre el estado de las smart cities”, realizada por la compañía española Indra, los servicios mejor valorados dentro del paraguas de ciudad inteligente en el mundo son la seguridad, que alcanzó un 6,1 (en una escala del 1 al 10). Le siguen la respuesta ante emergencias (5,8), calidad del servicio sanitario (5,6), limpieza (5,4) y, por último, sostenibilidad y e-Administración (ambos con un 5,2). Asimismo, el tiempo medio empleado para llegar al trabajo se sitúa en 46 minutos.
La investigación se realizó con las respuestas de ciudadanos de 234 ciudades y 32 países. Curiosamente, Santiago de Chile y Medellín (Colombia), son las urbes de América Latina mejor valoradas. En el caso de la ciudad chilena, las notas obtenidas en calidad del servicio sanitario, e- Administración y limpieza de la ciudad están valoradas un punto por encima de la media mundial. El único servicio valorado por debajo de este promedio es el nivel de sostenibilidad.
Ahora, si nos enfocamos sólo en nuestro país, una investigación del Centro de Estudios Digitales de Fundación País Digital, realizado por Boyd Cohen, director de Innovación de la Facultad de Economía y Negocios de la UDD, arrojó que Santiago, Puerto Montt y Temuco lideran el ranking de ciudades inteligentes en Chile. Para ello, se destinaron 28 indicadores, los cuales fueron propuestos en seis ejes, tales como medio ambiente, movilidad, gobierno, economía, sociedad y calidad de vida,
Con 86,15 puntos (de un total de 90), Santiago lideró en los ítems gobierno, economía, transporte y sociedad. También concentra la mayor certificación de edificios LEED, con un total de 37 proyectos certificados y 188 en proceso. Además, en impulso a nuevos emprendimientos (18,8%) y con un 32,19% en gasto de innovación y desarrollo (I+D).
Unir fuerzas
Pero los estudios no reflejan del todo la realidad. Y temas como el “viernes negro” del 14 de noviembre en el Metro de Santiago o los recurrentes conflictos entre ciclistas, peatones y automovilistas, le hacen un flaco favor a la meta de ser una ciudad inteligente. Por eso, que tanto el sector público, el privado, las ONGs y la academia, creen que la mejor forma de lograr que Santiago sea una smart city es, antes que nada, organizar la casa. En otras palabras, coordinar a los servicios, entidades públicas, pero sobretodo, a las autoridades municipales.
Con la experiencia como alcalde por dos períodos, el Intendente Metropolitano Claudio Orrego, está empeñado en transformar de una vez por todas a la capital, mediante el plan “Santiago Ciudad Inteligente”. Y a su estilo, ya está realizando una serie de convenios con empresas tecnológicas y dando a conocer su idea en diversos espacios. De hecho, fue uno de los platos fuertes en las exposiciones latinoamericanas en la Smart City Expo World Congress.
Pero además, la autoridad tiene claro que la mejor forma de lograr la meta son con pequeños proyectos de alto impacto, lo que Orrego llama como “killer aplications”. “Una smart city supone un concepto muy amplio de una sociedad sustentable, amigable y ecológica, donde el transporte y las tecnologías son clave. Ahora bien, Santiago nunca ha logrado un plan integral, porque nunca ha tenido un verdadero gobierno de toda la ciudad. Hay proyectos que funcionan en varias comunas, pero no hay una visión integral. Por lo tanto, el primer paso es una coordinación general y que, por ejemplo, todos los sistemas conversen”, comenta Claudio Orrego.
Incluso, la empresa Cisco y el Consejo de Ciudades Inteligentes de EEUU publicaron hace un mes un informe que muestra el panorama actual y la visión de los líderes acerca de este tema. Una de las conclusiones dice que “la organización interna es un gran desafío, incluyendo la falta de coordinación y alineación entre departamentos”.
Datos inteligentes
Por el lado tecnológico, uno de los ejes pasa por que todos los sistemas conversen. Para ello, se necesita que los datos se recopilen y procesen. Para que luego, tanto autoridades como usuarios tomen decisiones. Un ejemplo de esto (a menor escala) es lo que sucede con la app Waze, la que reúne millones de datos históricos más información en línea y le entrega una recomendación a los conductores.
“El foco debe estar en ofrecer un sistema de acceso a la información de parte de la ciudadanía, partiendo por el transporte”, explica Arturo Orellana, doctor en Geografía Humana y docente del Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la Universidad Católica. El académico agrega además: “Con la recolección y disponibilidad de los datos, podríamos tener un monitoreo permanente (a través de redes sociales por ejemplo) de cómo se están gestando algunos problemas como el Metro, accidentes u otro incidente. Pero para eso, se requiere democratizar más aún el uso de tecnologías y que su cobertura sea igual en todos lados de la ciudad”.
Vicente Pérez, responsable de Smart Cities e Infraestructuras de Indra Chile, comenta que varias empresas de tecnología ya están creando áreas dedicadas a smart cities para generar proyectos y compartir información.
“Esto, básicamente porque una ciudad está llena de datos y tecnología, pero aún falta interactuar entre ellas. Lo que se necesitaría en este momento es un gran centro de big data y plataformas middleware. Pero claro, en ciudades como Santiago, son varios municipios los que tienen que ponerse de acuerdo”, dice Pérez.
Movilidad y energía
Según Juan Luis Núñez, gerente general de País Digital, el primer trabajo ya se hizo: sociabilizar en concepto de smart city. “No es sólo poner más líneas en el metro, sino, pensar las ciudades como un todo. Por lo general el mundo de la movilidad y la energía ha sido la entrada a las ciudades inteligentes. Por ejemplo , todo lo relacionado a eficiencia energética y ‘sensorizaciones’ son pasos importantísimos”, dice Núñez.
Incluso, al respecto, la Subsecretaría de Transporte lanzó hace dos meses su “Estrategia de Ciudades Inteligentes”, un documento de 96 páginas que detalla la hoja de ruta para los próximos seis años.