La directora general de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), Audrey Azoulay, anunció hoy su intención de centrar la atención del organismo en los desafíos éticos que presenta la inteligencia artificial.

"La Unesco puede estar en la primera línea para ayudar a definir un marco que garantice la conformidad de los sistemas de inteligencia artificial con los derechos fundamentales", dijo en el Consejo Ejecutivo del organismo.

En su primer discurso de política general ante el mismo desde que asumió el cargo el pasado noviembre, la también exministra francesa de Cultura dijo ser consciente "de la ambigüedad que entraña el progreso científico y técnico y de la necesidad de enmarcarlo con valores y respaldarlo con normas éticas".

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Expresó por ello su intención de que la organización "oriente a los investigadores en la elaboración de los programas y ayude a los gobiernos a instaurar políticas públicas".

"En este periodo de transformaciones, la función de conciencia moral y organismo normativo que desempeña la Unesco es decisiva, ya que se trata del único foro que permite dar voz a todos en una conversación que debe ser mundial", añadió.

La inclusión de ese debate, junto con la necesidad de ejecutar una reflexión estratégica sobre los programas que desarrolla, de convertirse en una organización más abierta y de modernizar su funcionamiento, fueron los cuatro grandes pilares que consideró esenciales para transformar la Unesco.

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El Consejo Ejecutivo, uno de los tres órganos constitucionales de la Unesco, junto con la Conferencia General y el Secretariado, inició su 204 sesión el pasado 4 de abril y la finalizará el próximo día 17.

Está compuesto por 58 Estados miembros elegidos cada uno por un mandato de cuatro años, y entre sus funciones figura la de estudiar el programa de trabajo de la organización y las previsiones presupuestarias que le somete la directora general.