La reciente escalada en la retórica proteccionista ha estresado a los mercados. Donald Trump llegó a la presidencia de EEUU con el apoyo del "corazón americano" (middle america en inglés), un área agrícola y manufacturera que resintió las décadas de apertura comercial al no poder competir con los bajos salarios de Latinoamérica y Asia emergente. Si bien la materialización de una carrera proteccionista es aún un escenario de riesgo, se ha reflejado en algunas métricas financieras.
[ze_adv position="adv_300x100" ]
El VIX (índice que mide la volatilidad del índice accionario S&P500) ha respondido de manera clara a la retórica proteccionista de Washington y Pekín. El año pasado, el VIX fluctuó en torno a un promedio de 12 puntos, pero a mediados de enero se movió hacia 15, saltando hasta superar brevemente los 35 puntos a comienzos de febrero, para luego estabilizarse por sobre 20. El aumento en el VIX no fue acompañado por el de otros activos, los que han mostrado movimientos más acotados. Es decir, no obstante del reciente aumento en volatilidad, las condiciones financieras se mantienen holgadas, una condición necesaria para la recuperación económica global este año.
[ze_adv position="adv_300x250-A" ]
¿Qué pasa si las condiciones financieras se estrechan en línea con mayor volatilidad? Supongamos que un nivel de VIX en torno a 20 refleja correctamente un escenario más estresado. Si este es el caso, las condiciones financieras (tasas, spreads, CDS) debiesen "estrecharse" (en agregado) una desviación estándar respecto de donde se encuentran hoy, volviendo a niveles similares a los registrados a principios de 2016. Esto significa, por ejemplo, que podríamos ver un dólar 4% más fuerte vis-a-vis el resto de monedas (o bien, monedas de países emergentes depreciadas en la esta magnitud frente al dólar), así como al CDS de Chile (hoy en torno a 46) más cerca de 120.
[ze_adv position="adv_300x250-B" ]
Entonces, si el estrés volviese al nivel de principio de mes, el correspondiente alineamiento de las condiciones financieras limitaría la recuperación económica, puesto que tasas y spreads más elevados encarecen la inversión y el consumo. Estimamos que si las condiciones financieras se alinean con un VIX de 20, el crecimiento global podría ser cerca de medio punto porcentual menor este año.
*El autor es gerente corporativo de Tesorería de Itaú.