Santiago es la segunda ciudad con más recorridos diarios en bicicleta (510.569) en América Latina, según un estudio del BID entregado a fines del año pasado. En primer lugar está Bogotá (611. 472 viajes) y en tercero, Río de Janeiro (217.000).

Pero si lo llevamos a términos porcentuales, considerando un promedio de dos viajes diarios por persona, Chile encabezaría la lista con cerca de un 4% de santiaguinos transportándose durante los días hábiles en bicicleta. Debido a esto, cada vez más los edificios de oficinas están brindando apoyo a quienes optan por este medio sustentable.

En marcha

Ya hay varios casos, principalmente bajo el paraguas de la certificación LEED. De hecho, el estacionamiento se está transformando en el “desde” a la hora de crear una bicicultura en las corporaciones.

Un ejemplo es el edifico Live Costanera (Av. Nueva Costanera 4040), con oficinas clase A y certificación LEED. Aparte de los sitios para dejar bicicletas, tiene duchas, camarines e incluso, estacionamientos sólo para autos de bajas emisiones. “La idea es que los ciclistas se puedan cambiar de ropa y asearse, para llegar tranquilos a su trabajo o reunión. Así se trasforma en un edificio agradable”, comenta José Ignacio Forteza, gerente comercial de Inmobiliaria Vertical, empresa responsable del proyecto.

En este caso, Vertical decidió que los estacionamientos para bicicletas deberían corresponder al 3% de la población total de personas que trabajan en el edificio. Con lo aprendido, están haciendo lo mismo con dos inmuebles más: Vista Kennedy y Plaza Costanera.

Pero uno de los pioneros en Santiago es Titanium La Portada, también con certificación LEED. Su bicicletero tiene capacidad para 200 vehículos de dos ruedas, con camarines y duchas incluidos, además de lockers para que los usuarios puedan dejar sus cosas.

El diseño consideró dos, uno ya habilitado en el sector de la torre C y otro próximo a entrega junto a la torre A. El primero ya está en marcha con sus 178 espacios ocupados y con lista de espera.  “Está inspirado en lo que se ha implementado en Holanda y otros países de Europa, que aprovechan al máximo los espacios con elementos de protección y seguridad. Tiene ubicaciones para bicicletas tradicionales, plegables, eléctricas y patinetas”, indican en Sencorp, a cargo del desarrollo Titanium.

Al otro lado del Cerro San Cristóbal se emplaza el Edificio Horizontes, en plena Ciudad Empresarial (Av. del Valle 570). Funciona desde 2010 y tiene certificación LEED. Desde un principio destinó al menos un 5% de los estacionamientos a vehículos de baja emisión, además de lugares especiales para bicicletas, duchas y camarines.

“Resolvimos dos cosas: le dimos un atractivo al edificio y logramos puntuación LEED. Fue muy sencillo convencer a los inversionistas. Además en términos de costos no es muy relevante”, comenta Vicente Justiniano, arquitecto a cargo del proyecto. Y agrega: “Lo que hicimos fue adaptar y mejorar los mismos camarines y duchas del personal de aseo, para los ciclistas. Con esto, la administración está obligada a mantenerlos en perfectas condiciones y hay un control social que se encarga de hacerlo cumplir”.

¿Qué dice LEED?

La certificación LEED posee un ítem especial denominado como “Transporte alternativo - almacenamiento de bicicletas y vestidores”, que conforma la categoría de “Sitio Sustentable”. El edificio debe contar con una cantidad suficiente de estacionamientos seguros para bicicletas, además de vestidores equipados con duchas. Ambas instalaciones dentro de 182 metros de la entrada del edificio.

“La certificación LEED promueve el transporte alternativo por medio de la bicicleta para evitar el uso del auto y sus efectos negativos como la contribución de emisiones relacionadas con el smog”, comenta María José Ibaceta, arquitecto LEED AP del área técnica de Chile GBC, corporación sin fines de lucro que promueve la edificación sustentable en nuestro país.

La cantidad necesaria de bicicleteros se realiza en relación a los usuarios del edificio, donde se realiza una aproximación por medio de sus metros cuadrados. “No sólo sirve para obtener la certificación LEED, sino que es un muy buen ejemplo para futuros inmuebles. Gana valor el edificio, la empresa en su espacio de trabajo y los usuarios, en cuanto a calidad de vida”, concluye Ibaceta.