Están las cuatro grandes firmas de consultoría y auditoría a punto de ser domesticadas? Incluso cuando sus ingresos alcanzan nuevos récords, EY, PwC, Deloitte y KPMG están luchando por navegar entre nuevos obstáculos legales y regulatorios en dos de sus principales mercados: China y la Unión Europea.
La semana pasada, las filiales de las cuatro empresas en China se preparaban para apelar a la decisión estadounidense de impedirles trabajar para cualquier empresa china listada en bolsa en EEUU por seis meses. La pelea entre los dos países amenazó con marcar un retroceso del progreso de las consultoras en una de sus regiones de más rápido crecimiento, así como aguar las relaciones comerciales entre los países.
De manera separada, en la primavera boreal la Unión Europea realizará su intento más duro por sacudir a la industria, con un paquete que pretende destrozar las relaciones entre las firmas de auditoría y los clientes y premiará una apertura del mercado a la competencia. Las nuevas reglas se producen pese al lobby feroz por parte de los defensores de la industria, quienes se quejan de que las reformas representarán 16 mil millones de euros de costos adicionales para las grandes empresas al forzarlas a cambiar de auditores de manera regular.
"La crisis financiera realmente ha dado ímpetu a algunas de las preocupaciones acerca de la calidad de la auditoría y el mercado de las auditoras", dijo Iain Richards, director de gobierno e inversión responsable en Threadneedle Investments en Londres.
A juzgar por su desempeño financiero, las Cuatro Grandes parecen bastante tranquilas. El año pasado, los ingresos globales para las cuatro llegaron a US$113.800 millones desde los US$110.200 millones en 2012, mientras su fuerza laboral se acercó a 750 mil personas. Representan un 67% de participación del mercado de consultoría global según el International Accounting Bulletin, prácticamente igual que hace cinco años.
Los actores medianos, incluyendo Grant Thornton y BDO, tuvieron una participación de mercado de 33%, sin cambios desde 2008.
Sin embargo, el problema de China con Estados Unidos se arriesga a poner en riesgo uno de los mercados más promisorios para la contabilidad. Los joint ventures de las cuatro grandes en China han negado a entregar los documentos solicitados por la Comisión de Valores y Bolsa de EEUU (SEC, su sigla en inglés) en varias investigaciones de fraude, diciendo que tal medida violaría la ley china. La SEC optó por prohibir que las filiales trabajen con empresas chinas abiertas a bolsa en Estados Unidos por seis meses.
Jim Doty, presidente del Comité de Supervisión de Contabilidad de Empresas Abiertas a Bolsa, el principal supervisor estadounidense de las auditoras, este mes expresó optimismo de que China y EEUU pueden llegar a un acuerdo que permita a Washington inspeccionar el trabajo de las auditoras en las firmas chinas.
Paul Gillis, experto en contabilidad y profesor de la Peking University, dice que las firmas han terminado al centro de una disputa ideológica entre cómo las leyes debieran aplicarse entre EEUU y China. "Es bastante serio", plantea, prediciendo que las empresas enfrentarán cada vez más condiciones competitivas en los próximos años. "Ya están bajo ataque en China, en términos de que el país busca favorecer a las firmas locales", dijo.
Las propuestas de la UE, que probablemente se aprobarán en una votación en el Parlamento Europeo en abril, también son significativas. Forzarán a las empresas abiertas a bolsa en la UE y a los grandes grupos de servicios financieros a rotar las auditoras cada 10 años si ponen sus servicios en licitación. Los países con reglas de rotación más estrictas podrán mantenerlas en régimen, lo cual significa que algunas multinacionales podrían enfrentar una serie de requisitos que afectan a sus distintas subsidiarias en el continente.
Las reglas también reducirán la capacidad de las firmas para ofrecer servicios de consultoría para auditar clientes, limitando las tarifas que cobran por servicios no-auditoría a 70% del cobro de auditoría. Eso reducirá fuertemente su capacidad para ofrecer servicios como asesoría tributaria.
Las restricciones en consultoría tocan una parte especialmente importante del negocio de las Cuatro Grandes. Si bien los ingresos combinados por auditoría han caído en US$5 mil millones durante los últimos cinco años, la asesoría ha subido en US$16.100 millones. El año pasado, PwC anunció una fusión con la consultora Booz & Co, que tiene ingresos por US$1.400 millones, mientras Deloitte anunció una serie de acuerdos, comprando firmas especializadas en estrategia, banca de inversión, software y medios sociales. Entre las compras de EY estuvo la europea Greenwich Consulting.
Con las empresas en Europa cambiando auditoras de manera más regular, las Cuatro Grandes tendrán más problemas para falsear relaciones con los clientes. Enfrentarán el costoso proceso de las licitaciones para los grandes contratos mucho más a menudo.
De todas maneras, observadores llaman a no asumir que esto significará una mala suerte para las grandes firmas. Cuando el escándalo de Enron en 2002 hizo caer a la quinta gran firma, Arthur Andersen, el resto siguió creciendo sin problemas.
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