La eurozona ha sido la gran sorpresa del año. La región, una vez en recesión y golpeada por una crisis de deuda que obligó a millonarios salvatajes financieros, ha visto a sus indicadores marcar máximos en varios años. Las últimas cifras así lo confirman. El índice de Confianza del Consumidor, medido por la Comisión Europea, subió a 114 puntos en octubre, su mejor nivel desde enero de 2001. Mientras, el índice IHS Markit de PMI compuesto, que mide la actividad de manufacturas y servicios, dio un salto sorpresivo este mes a 57,5 puntos, su mayor registro desde abril de 2011. Incluso el desempleo, visto como el talón de Aquiles de la eurozona, cayó en septiembre a 8,9%. Una cifra aún demasiado alta, pero la menor registrada desde enero de 2009 en el bloque.
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"El mensaje es claro: la economía de la eurozona está floreciendo", sentenció Chris Williamson, economista jefe de IHS Markit, tras la publicación del reporte.
El economista de Deka Bank, Christian Melzer, destaca que el repunte económico es generalizado, aunque liderado por Alemania. La principal economía de la eurozona está creciendo a un ritmo no visto en cinco años, lo que ha llevado su tasa de desempleo a un mínimo récord de 3,7%. Pero a diferencia de años pasados, esta vez Francia también aparece como un motor de la expansión del bloque. En una buena noticia para la alicaída popularidad del presidente Emmanuel Macron, el Instituto de Estadísticas francés proyecta que la economía se expandirá 1,8% este año, lo que significaría su cifra más alta desde 2011. Algo similar ocurre con el ritmo de expansión registrado este año por Italia. Mientras, España se prepara para sumar su tercer año consecutivo creciendo sobre 3%, a pesar de la crisis política generada por el intento de secesión de Cataluña. Incluso Grecia, la economía más débil del bloque, se prepara para expandirse este año 1,7% y 2,6% en 2018, según el FMI, poniendo fin a nueve años de contracción o nulo crecimiento.
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En ING creen que el positivo escenario para la eurozona se presenta con riesgos a la baja, y proyectan que, tomando en cuenta las mejores perspectivas globales y el continuo apoyo monetario del Banco Central Europeo, la región podría volver a sorprender en 2018 con tasas de expansión mayores a las esperadas.
De hecho, tras las recientes cifras, los analistas esperan que el BCE revise sus proyecciones para el cierre de 2017 y el próximo año. Hasta ahora el emisor europeo prevé que la región vivirá una desaceleración moderada, pasando de una expansión de 2,2% este año a 2,1% el próximo y 1,9% en 2019. Deutsche Bank se alinea y prevé que la eurozona pasará de crecer 2,2% a 2,0% en 2018. JPMorgan Asset Management es uno de los pocos que, por el contrario, elevaron su pronóstico para la región, aunque moderadamente, de 1,25% en 2017 a 1,5% en 2018. En el caso de Unicredit son los más optimistas para 2018, con un crecimiento esperado de 2,3%.
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Las cifras de producción industrial y confianza de los consumidores y empresas están señalando que las proyecciones se podrían quedar cortas. En el mercado esperan que el BCE eleve las cifras esperadas para este y el próximo año en su próxima reunión.
"Las perspectivas para el crecimiento económico en la región son las mejores en una década. Las mejoras en el área de créditos, empleo y confianza empresarial son alentadoras", afirma John Bilton, jefe de estrategia global en JPMorgan Asset Management. La firma estadounidense cree que esto tendrá un impacto en el euro, hoy "modestamente subvalorado". Su proyección es que con una eurozona creciendo sostenidamente el euro podría subir en 2018 a 1,34 por dólar desde los 1,18 dólares en los que cotiza hoy.
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La proyección para el euro de Erik Nielsen es más moderada. El economista jefe de UniCredit cifra en 1,25 el "valor justo" del euro frente al dólar. Nielsen destaca además el buen escenario generado para el BCE, que tendrá más espacio para comenzar a retirar su millonario programa de estímulo monetario. El emisor ya ha anunciado los primeros pasos. Desde enero comenzará a reducir la compra mensual de bonos, hasta acabar con el programa en septiembre. Pero incluso podría verse forzado a acelerar su estrategia de salida. Por el contrario, no tendría prisa para elevar las tasas de interés, siguiendo los pasos de la Fed, porque la inflación continuaría debajo de la meta de 2%.
Los analistas son positivos también respecto a los riesgos, todos políticos. En lo más inmediato, Alemania debe definir la formación de su nuevo gobierno. Es posible que se deban repetir elecciones, a inicios del próximo año, pero los analistas coinciden en que no tendría un mayor impacto en la economía. Otro escenario diferente es si nuevos comicios redundan en la salida de Angela Merkel, vista como una figura que garantiza la estabilidad de la UE. En mayo será el turno de los italianos de escoger un nuevo gobierno. Hay temor ante el posible ascenso del partido populista nacionalista Cinco Estrellas. A esto se suman las negociaciones del Brexit. Si bien Reino Unido no es parte de la eurozona, los términos que se acuerden para su salida de la UE podrían afectar a la economía del bloque, que provee a los británicos del 54% de sus importaciones.
Las buenas perspectivas hacen que los bancos estén poniendo las acciones europeas entre las favoritas de sus portafolios recomendados. La pregunta ahora es si la eurozona podrá cumplir con las expectativas y consolidar el repunte.