La hora del veredicto se acercaba el martes en el estado estadounidense de Alabama, escenario de una elección senatorial de inusual virulencia y cuyo resultado tendrá importantes consecuencias para el Congreso y la presidencia de Donald Trump.
Las urnas cerraron a las 19H00 locales (01H00 GMT) y los resultados se deben conocer por la noche. Medios locales y funcionarios informaron de una participación sostenida, particularmente en los vecindarios negros, favorables a los demócratas.
Toda la campaña se centró en Roy Moore, un exjuez ultraconservador que quiere llevar al Senado su activismo religioso, pero que desde hace un mes es acusado de haber manoseado y acosado a dos menores en la década de 1970.
Según las encuestas a boca de urna, el 45% de los votantes creía el martes que estas acusaciones eran "falsas", mientras que el 49% las consideraba ciertas.
"El país nos mira", declaró Moore en un centro de votación en la localidad rural de Gallant, adonde llegó a lomo de caballo y luciendo un sombrero de vaquero. "No tengo miedo de los periodistas, deben dejar de escribir cosas falsas".
Su rival, Doug Jones, ya advirtió que estos comicios son "los más importantes" de la historia del estado.
"Tenemos el sentimiento del deber cumplido, tras haber comenzado (esta carrera) con un pequeño equipo", aseguró el candidato demócrata, exfiscal federal de 63 años.
La polémica en torno a Moore ha creado un debate dentro del Partido Republicano y ha abierto la posibilidad de que el escaño pase a manos demócratas por primera vez en un cuarto de siglo.
Congresistas y figuras relevantes de la formación han pedido a Moore retirarse, pero han acabado resignándose a una especie de derrota, sea cual sea el resultado.
Si gana, los republicanos podrían acabar "manchados" por el escándalo, en pleno examen de consciencia estadounidense ante la proliferación de denuncias públicas de acoso sexual contra personas conocidas.
Si pierde, la mayoría en la Cámara Alta del Congreso se quedaría con 51 de los 100 escaños, un margen de maniobra muy reducido para asegurar la aprobación de sus propuestas.
Ante esta situación, Trump entró de lleno en la campaña para conservar el puesto que dejó vacante Jeff Sessions al ser nombrado fiscal general, sin pensar en las elecciones legislativas de 2018 o en cómo quedará la imagen de los republicanos.
"Fake news"
"Necesito que Alabama vote por Roy Moore", repitió Trump el lunes.
Moore ha adoptado la estrategia trumpista y ha calificado de "fake news" (noticias falsas) las acusaciones de las mujeres.
Además de su discurso tradicional en contra del aborto, los homosexuales y los transgénero, ha retomado los grandes temas de las presidenciales como la inmigración clandestina y la defensa, erigiéndose en socio de confianza del presidente.
Su esposa Kayla ha defendido además su honor y rechazado los señalamientos de racista, sexista y antisemita. "Nuestro abogado es judío", declaró, por ejemplo.
El candidato demócrata, Doug Jones, también ha recibido el apoyo de su partido. El exmandatario Barack Obama pidió votar por Jones en un intento por movilizar a la población negra, que representa un cuarto de los electores y puede ser decisiva en el resultado.
Jones también busca el respaldo de los republicanos moderados y de las clases altas, que puedan sentirse molestos con las acusaciones que envuelven a Moore.
Los demócratas saben de todas formas que los conservadores tentados de votar a Jones no secundan su posición a favor del derecho al aborto.
Dos candidatos conservadores más rezagados en las encuestas pueden terminar recibiendo el apoyo de las voces disidentes, sobre todo el coronel retirado Lee Busby.
Pero en la Alabama profunda, los ciudadanos son fieles a su presidente y su partido.
Moore "es inocente", declaró Katie Cunningham, enfermera de 48 años en Midland City. "Apoyamos a Trump, somos republicanos, lo apoyaremos hasta el final, pase lo que pase".
Los vecinos de Gallant manifestaron el martes el mismo entusiasmo por Moore. "Cuando todo acabe, descubriremos que todas estas mujeres han mentido porque les han pagado", afirmó Harold Jones, ya jubilado.