Santiago.- César Barros, presidente de La Polar, fue al punto sin adornos: "Yo creo que las empresas no se preocupan ni de reciclar, ni no cobrar intereses porque son verdes, ni porque son amables, ni porque les interesa. Es porque tienen amenazas y saben lo que les puede llegar y les puede llegar regulación. Y cuando hay regulación siempre puedes tener problemas".
El empresario fue el primero en intervenir en el foro "Desafíos de la sustentabilidad en Chile: empresas y sociedad", organizado por Hub Sustentabilidad para cerrar su primer año de actividades, moderado por Juan Pablo Larraín, director de Pulso.
Además de Barros, participaron Martín Rodríguez, gerente general de Feedback, Mario Orellana, coordinador del plan de innovación y comunidades de Socialab y María Olivia Recart, vicepresidenta de asuntos externos de BHP Billiton.
En un diálogo distendido, pero agudo, los cuatro invitados intercambiaron puntos de vista respecto del país y el comportamiento de las personas y las empresas y de la difícil relación entre ambas. Martín Rodríguez, consultor en estos temas, confirmó que las empresas están en distintas etapas de desarrollo respecto al tema de la sustentabilidad. Que las hay que buscan vestirse con ella, otras para resolver situaciones coyunturales y otras que están en la línea del largo plazo. "Están las que reconocen la tensión entre la sociedad y la empresa y cuando reconocen eso, salen de la lógica del corto plazo y desarrollan procesos culturales", dijo.
Mario Orellana, que vino a representar la voz de los movimientos sociales, planteó que era necesario "dejar de tener relaciones efectivas, para pasar a tener relaciones afectivas". Y fue más allá: "el concepto de responsabilidad social no se conoce. Cómo sabe la gente de Freirina las razones que tenía la empresa para instalarse ahí si nunca se las dijeron. Cómo iban a saber los efectos de esa instalación si nunca compartieron el proyecto. Lo que hacen es compartir los resultados, pero nos mantienen ajenos del diseño".
María Olivia Recart planteo que había muchos conceptos asociados a la sustentabilidad, palabaras, que a ella le parecía que no ayudaban al proceso. Por ejemplo, la licencia para operar, que es algo muy habitual en el mundo de las empresas extractivas. Y agregó que hoy las empresas requerían hacer mucho más que cumplir las leyes y pagar impuestos. Por eso luego adelantó lo que ellos están haciendo y comentó dos decisiones que la compañía había tomado, que no son económicas pero sí sustentables. La primera, la planta desaladora más grande de América Latina y la segunda, una planta de generación eléctrica a gas, que llevará esa agua hasta las faenas, a 3 mil metros de altura.