En su primera aparición tras el triunfo del domingo, a Emmanuel Macron se le vio junto a François Hollande en un evento de conmemoración del fin de la Segunda Guerra Mundial. Se abrazaron emocionados, sonrieron para las cámaras y el actual mandatario confirmó ante la prensa su apoyo incondicional: "Él es el presidente ahora y es su turno, en base a la experiencia que pudo adquirir junto a mí, de continuar su camino. Siempre estaré a su lado", afirmó Hollande. Sus gestos afectuosos continuaron a lo largo de todo el acto, que tuvo lugar en el Arco del Triunfo. Nicolas Sarkozy también estuvo presente, y tras un saludo respetuoso, le deseó lo mejor. "Ahora comienza un período difícil", lanzó el político de derecha.
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Ese ha sido el tema que ha predominado en Francia: cómo Macron logrará llevar adelante las promesas de su campaña en un paisaje político atomizado y en un entorno social fracturado. Richard Ferrand, secretario general del partido de centro -rebautizado hoy como "La República En Marcha"-, afirmó en televisión que sólo se ha recorrido la mitad del camino y que el resto vendrá con las elecciones legislativas. Es la gran incertidumbre que comienza ahora: este jueves, se conocerán los 577 candidatos al congreso con los que Macron buscará lograr una mayoría para gobernar.
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Lo que se sabe hasta ahora es que el 50% de ellos pertenecerán a la sociedad civil o serán políticos que nunca han sido elegidos antes -tal como lo prometió en su campaña-, mientras que el resto pertenecerá a distintos partidos políticos ya existentes, entre ellos, socialistas y republicanos de derecha. Con ello, Macron apuesta por quitarle fuerza a los conglomerados tradicionales y, con ello, dividirlos aún más: mientras la derecha amenazó con expulsar a los miembros que se presenten bajo la etiqueta de En Marcha, la izquierda -fragmentada entre un ala social y un ala liberal- aún no se pronuncia al respecto.
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Nuevos aires
El nuevo panorama político sigue siendo una nebulosa. De acuerdo al sistema francés, el partido que logre mayoría en las legislativas ocupa el sillón del Primer Ministro. Ha ocurrido tres veces en la V república que un Presidente gobierne con un Primer Ministro de un partido de oposición, como ocurrió, por ejemplo, con el socialista François Mitterrand y el derechista Jacques Chirac en 1986. Es lo que se conoce como "cohabitación", pero la meta de Macron es vencer en las legislativas de manera que eso no ocurra. Sin embargo, las encuestas no son tan optimistas: un 60% de la gente no quiere que tenga mayoría en el congreso.
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Tras su primera aparición en público, el nuevo presidente se dedicó a hacer llamadas a autoridades extranjeras como el presidente del gobierno de España, Mariano Rajoy, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, además de afinar detalles de los días que vienen. Su preocupación ahora es armar el nuevo rompecabezas de la política francesa y decidir con quién hará gobierno, para lo cual deberá pensar cuidadosamente cada gesto. Si elige un Primer Ministro de derecha, se arriesga a herir sensibilidades en la izquierda y viceversa. Nada se sabrá antes del domingo, día en que recibirá la banda presidencial.
Mientras tanto, Macron nombró presidente interina de En Marcha a Catherine Barbaroux, una mujer desconocida en el ambiente político francés, que se define a sí misma como "parte del ala izquierda" del partido. Richard Ferrand, en tanto, recalcó en televisión que las ideas-fuerza de este mandato serán "renovación" y "unión", un reto duro en una Francia donde no se deja de hablar de una "cólera social" de parte de la izquierda más radical -que en gran parte se abstuvo o votó en blanco- y de los partidarios del Frente Nacional.
En cuanto a la agenda de Macron, su primer desplazamiento será en apoyo a los soldados franceses en el extranjero (no se precisa aún el lugar), seguido de una visita a la canciller alemana, Angela Merkel y un primer encuentro con el presidente estadounidense, Donald Trump, el 25 de mayo en el marco de la cumbre de la OTAN en Bruselas. En Francia, en tanto, todas las expectativas estuvieron centradas anoche en el documental "Emmanuel Macron: la trastienda de una victoria", difundido por el canal TF1, en el que se mostró el backstage de sus ocho meses de campaña.
En él, el presidente electo se mostró, incluso en los momentos más tensos -como cuando se le acusó de ser homosexual o cuando dijo que la colonización fue un "crimen contra la humanidad"- sorpresivamente relajado y de buen humor. Se reveló también su forma de trabajar: él mismo escribe sus discursos y sus declaraciones públicas. Ante todo, en el documental se ve a un político seguro de sí mismo y confiado en su triunfo.