Las protestas por un film amateur burlándose del Profeta Mahoma se esparcieron a lo largo del mundo musulmán, mientras el presidente egipcio buscó calmar las tensiones con Washington, tras los continuos ataques a misiones diplomáticas estadounidenses en Medio Oriente.

Mientras EEUU investiga el asalto al consulado de Bengasi que significó la muerte del embajador en Libia, Christopher Stevens, y de otros tres miembros del equipo, los manifestantes intentaron irrumpir en el fuertemente fortificado complejo de la embajada de EEUU en la capital yemení de Sana’a, pasando por la puerta principal.

El presidente de Yemen, Mansour Hadi, se disculpó con EEUU y dijo que el incidente sería investigado y el gobierno dijo que el orden había sido restaurado.

El levantamiento en Yemen fue parte de la creciente indignación por una película de bajo presupuesto ridiculizando al profeta, que está amenazando con socavar las relaciones de EEUU con las democracias emergentes en el Medio Oriente. Las preocupaciones por la creciente violencia hicieron que los precios del crudo llegaran a un máximo de cuatro meses de US$117,48 el barril.

Las protestas contra el film, que se cree fue elaborado por un copto egipcio basado en EEUU, se reportaron en otros países predominantemente musulmanes, incluyendo a Afganistán, Bangladesh, Irán, Irak y Túnez. Pequeñas protestas surgieron también cerca de la embajada estadounidense en El Cairo, donde jóvenes se enfrentaron con la policía. En Afganistán, los oficiales ordenaron cerrar YouTube, donde subieron un tráiler de la película que ridiculiza al profeta.

En entrevista con Telemundo, el presidente Barack Obama subrayó las tensiones con El Cairo: “No los consideraría un aliado, pero tampoco un enemigo”.

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