Caminando fuera del estadio Beira-Rio en Porto Alegre, Rodrigo Romero es uno de los miles de argentinos que han inundado las calles de esta ciudad al sur de Brasil para ver a su equipo en el Mundial de Fútbol.

Junto con ocho amigos vestidos como Papa Francisco, una referencia al triunfo de Argentina en el frente religioso el año pasado, dice que el torneo de fútbol es realmente una “Copa de las Américas”. Siete de nueve equipos latinoamericanos avanzaron a la segunda fase, junto con Estados Unidos.

La presencia de miles de latinoamericanos en un evento conocido por el alto costo de las entradas, hoteles y vuelos es un indicador de la riqueza amasada en uno de los auges más importantes de la región en la historia.

Pero con el súper ciclo de los commodities llegando a su fin, la pregunta es si el Mundial marcará el fin de una década dorada o el inicio de una época en la cual el crecimiento económico vendrá de las reformas e inversión en vez del consumo guiado por el crédito.

“Desde 2011, los precios de los commodities han caído y las cosas han empezado a hacerse más difíciles para la región”, dijo Marcelo Salomon, economista de Barclays para Brasil. “La pregunta es cómo sobrevivir a la desaceleración… y qué países lograrán estabilizarse a una tasa de crecimiento más baja”.

Barclays ha reducido su estimación para el crecimiento de Brasil para este año desde 1,7% a 0,7% y para 2015 desde 2,4% a 1%.

El crecimiento de México decepcionó el año pasado con un avance de 1,1% -la mitad de la tasa de Brasil- pero Barclays está manteniendo su proyección de un repunte a 3% en 2014 y 3,8% en 2015 debido a las reformas. “México ha estado a la baja en términos de crecimiento pero la gente ama la historia”, dice Salomon.

La consultora británica Capital Economics proyecta un crecimiento para Chile de apenas 2,8% este año en comparación con el 4,1% del año pasado. Pero otros tigres andinos (Colombia y Perú), siguen firmes con proyecciones de 4,5% y 5%.

Argentina y Venezuela, según analistas, se contraerán.

La agencia de clasificación Moody’s advirtió la semana pasada que los políticos de Brasil tenían que romper el “círculo vicioso” de la baja inversión y el sentimiento negativo para mantener su panorama estable respecto de la calificación crediticia del país. Este sería el desafío sin importar quién gane las elecciones presidenciales de octubre, ya sea la presidenta Dilma Rousseff o el opositor Aécio Neves.

“El modelo de crecimiento que tenían basado en el consumo se está quedando sin fuerza y ha sido menos efectivo en términos de implementación de reformas en comparación con el de México”, dijo Lúcio Vinhas de Souza, economista jefe de Moody’s. Él apuntó a las reformas de México en áreas como la energía.

El crecimiento de Brasil en el gasto del consumidor se está desacelerando, las tasas de interés son altas, la producción industrial está cayendo y la creación de empleo formal en abril fue la menor para ese mes desde 1992. Para revertirlo, el próximo gobierno deberá generar un “shock” de credibilidad controlando el gasto presupuestario y la inflación.

“Cuando hablamos de ajuste, probablemente estemos diciendo que 2015 no va a ser muy agradable para la economía”, aseguró David Beker, economista de BofA Merrill Lynch.

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