No está resultando fácil la aplicación de la nueva Ley de Etiquetado, normativa que desde junio pasado establece que los alimentos envasados deben contener un rótulo que advierta a los usuarios respecto de altos niveles de azúcares, calorías, sodio y grasas saturadas. La industria, agrupada en AB Chile, resolvió pasar a la ofensiva y lanzó una campaña que busca sensibilizar a la autoridad respecto de la necesidad de buscar una mayor flexibilización reglamentaria, así como mayor objetividad, debido a los diferentes criterios que se aplican. La entidad gremial sostiene que definir los límites de nutrientes cada 100 grs o 100 ml y no por la porción que efectivamente se consume, no abordar el 70% de la dieta de los chilenos o usar símbolo “que genera una alerta excesiva más que informar”, son ejemplos de algunos aspectos a perfeccionar en el reglamento. Los sectores más “duros” del Congreso y el Ministerio de Salud -cuya titular, Carmen Castillo, calificó como “sarcasmo agresivo” el contenido de la campaña del sector privado- se han mostrado contrarios a cualquier arreglo en la normativa.
Sin duda la industria alimentaria y el retail han pagado un costo significativo por la rigurosidad del etiquetado, sin que además -como se ha destacado- haya evidencia concluyente de que la normativa esté modificando los patrones de consumo.