En la última edición de la feria Expomin, la discusión sobre la importancia de la innovación y los liderazgos predominó entre los expositores. Ambos puntos son importantes a considerar cuando las empresas desean generar valor a través de la creatividad y la tecnología.

Los líderes de innovación son esenciales ya que conectan las ideas de los colaboradores con las capacidades organizacionales, lo que permite transformarlas en proyectos de alto impacto.

Varios estudios internacionales coinciden en que una de las causas de la poca capacidad de las empresas para innovar, es la falta la diversidad en los estilos de pensamiento de sus líderes.

A ello se agrega que muchos trabajadores sienten que sus ideas no son escuchadas. De acuerdo con una investigación del Center for Talent Innovation, realizado en 2013, el 56% de los encuestados dentro de las empresas de Fortune 500 señaló que no sentía que los líderes de sus compañías valoraran sus ideas.

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La realidad de Chile no es muy distinta. Los datos del Ranking de Creatividad e Innovación C3 -desarrollado por MMC Consultores-Brinca y la Universidad del Desarrollo- comparten evidencia importante al respecto: la única dimensión que no ha mejorado en las empresas que se han medido entre 2013 y 2017, es el liderazgo. Hay un indicador revelador: si en 2013 el 30% de los colaboradores indicaba que nunca o sólo a veces sus jefes directos tomaban riesgos, en 2017 esta cifra llegó a 40%.

¿Cómo fomentar la innovación si no se toman riesgos? ¿Cómo lograr resultados distintos si es que no estamos dispuestos a hacer cambios? Los líderes se ven cada vez más presionados por innovar, pero dudan al considerar los riesgos de hacer algo nuevo.

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La innovación siempre tiene un riesgo asociado, ya que se están elaborando nuevos productos, servicios o procesos.

El riesgo no puede ser eliminado, pero sí puede ser abordado a través de metodologías que, en fases tempranas, disminuyen la incertidumbre. Siguiendo al design thinking, la incertidumbre puede gestionarse bajo tres criterios; factibilidad técnica (¿es posible realizarlo?); viabilidad económica (¿es sustentable económicamente?); y deseabilidad de los clientes (¿es deseado por los usuarios?). Cuando esto se identifica, las empresas pueden llegar a equivocarse rápido y barato, generando prototipos y pilotos para validar hipótesis en las principales áreas de incertidumbre, reduciendo así el riesgo de las nuevas iniciativas y maximizando los aprendizajes y resultados.

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La invitación a los líderes es aceptar el riesgo, afrontarlo con metodologías de investigación y experimentación, y validar los errores cuando hay aprendizajes. Liderar con y contra el riesgo: aceptarlo como parte de la innovación, reducirlo de forma metódica en fases tempranas. Esto corre tanto para las actividades de los gerentes y jefes como también para sus equipos. Nadie quiere caerse a un precipicio, pero el que no se arriesga no cruza el río.

*Socio MMC Consultores-Brinca