LIU HE es uno de los hombres más cercanos a Xi Jinping y se prepara para convertirse en una de las autoridades más importantes de su gobierno, a medida que el poderoso Presidente de China busca extender su mandato por un período indefinido y alista más reformas. Y es que el economista de 66 años será clave en esta nueva etapa, ya que podría asumir como nuevo gobernador del banco central chino y, al mismo tiempo, podría ser nombrado como uno de los cuatro viceprimer ministros del país, quedando a cargo de velar por la economía y el sector financiero.

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Liu es descrito como un hombre de perfil bajo, aunque destaca por su cabellera gris, mientras la mayoría de las autoridades comunistas tiñe su pelo de color negro. Estudió un magíster en administración pública en la Escuela de Gobierno John F. Kennedy, de la Universidad de Harvard -en los '90- y domina muy bien el inglés. Entiende a fondo los problemas económicos de la potencia asiática y ha tenido un rol prominente en las comunicaciones entre China y los líderes estadounidenses, habiendo viajado en febrero a Estados Unidos para convencer al gobierno de Donald Trump de evitar una guerra comercial. En enero, además, fue hasta el Foro Económico Mundial en Davos para anunciar que China reducirá los aranceles a vehículos importados como parte de sus esfuerzos por abrir más el mercado chino a bienes y servicios extranjeros.

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Actualmente se desempeña como subdirector de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma de China y como director de la Oficina General del Grupo Dirigente Central para Asuntos Financieros y Económicos, pero en la práctica es el principal asesor de Xi en materia económica.

También tiene un pasado común con el Presidente. Al igual que él, fue perseguido y castigado en la Revolución Cultural de 1966-76 y sus padres fueron autoridades del Partido Comunista. Según Reuters, ambos se habrían conocido cuando eran adolescentes y mantuvieron el contacto a lo largo de los años. Y de acuerdo a Wall Street Journal, Xi le presentó a Liu a una autoridad estadounidense en 2013, describiéndolo como alguien "muy importante" para él. En el XIX Comité Central del Partido Comunista del año pasado fue ascendido al exclusivo Politburó de 25 personas que gobierna la nación.

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Liu es considerado el economista más influyente en China de su edad y participa frecuentemente en conferencias internacionales, representando al país en materia económica, en particular en el campo de desarrollo económico, tendencias macroeconómicas e investigación de gestión empresarial. "Sin reflexionar sobre la catástrofe que fue la Revolución Cultural, sería imposible que China tenga el crecimiento de hoy en día", escribió en un artículo el año pasado, uno de los 200 que ha publicado. En 2015, además, ganó un premio de estudios económicos por una investigación sobre la crisis financiera.

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Al mando del central

A medida que China busca expandir su economía en torno a 6,5% durante 2018, mismo objetivo fijado para el año pasado (cuando creció 6,9%) y apuntan a un objetivo de déficit de 2,6%, la nación también debe controlar los riesgos del sistema financiero, en particular su alto endeudamiento. Esto se da en momentos en que Zhou Xiaochuan, el actual gobernador del central chino, se alista para jubilarse tras 15 años en el puesto. Por esta razón, el gran desafío para su sucesor será mantener una política monetaria estable. Según palabras del primer ministro chino, Li Keqiang, mientras la liquidez se mantenga en niveles razonables y estables, la postura del banco central será mantenerse neutral.

Los políticos del país, reunidos estos días en la Asamblea Popular Nacional, deberán votar la designación del jefe del central el 19 de marzo, de acuerdo a la agenda del congreso. Aunque Liu corre con ventaja, no es único candidato. El actual jefe de la regulación bancaria, Guo Shuqing y el jefe del partido provincial de Hubei, Jiang Chaoliang, también han sido mencionados por la prensa.

Si Liu resulta electo, tendrá que trabajar muy de cerca con otros reguladores financieros y con el nuevo Comité de Estabilidad Financiera y Desarrollo, para mejorar las regulaciones y reducir los riesgos del sistema financiero. El gran temor del gobierno es que una crisis financiera llegue a la economía real y pueda desatar una crisis política.

La semana pasada, Liu viajó a Washington DC para reunirse con directores ejecutivos de empresas como Goldman Sachs y BlackRock y discutir personalmente las reformas que está impulsando China. En la ocasión reveló las tres solicitudes al gobierno estadounidense, que hablan del nuevo trato entre las dos potencias: un nuevo diálogo económico, designar a una persona encargada de asuntos en China y que la Casa Blanca entregue una lista específica de demandas para Beijing.

Mientras, ha actuado con cautela para referirse a posibles represalias por la guerra comercial que podría desatarse, limitándose a criticar las últimas medidas anunciadas por Trump, en momentos en que el gobierno chino estudia las importaciones estadounidense.