Chile es uno de los países que más utiliza tarjetas de crédito y débito en Latinoamérica, cabe destacar que en los últimos 10 años se han triplicado las cuentas corrientes y vistas, alcanzando hasta 2016, 21 millones de unidades. A pesar de esto, según cifras de Transbank, sólo el 35% de los comercios en Chile cuentan con la opción de pagar a través de este medio.

Muchos piensan que el fin del efectivo está cerca, pero ¿realmente es una buena opción que desaparezca? En Corea del Sur ya no existen las monedas; en Estocolmo tienen considerado que para 2030 ya no exista el efectivo. En la otra vereda, en 2016, India tuvo una crisis de liquidez por haber eliminado los billetes con denominación más grande.

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Frente a los diversos beneficios de cada sistema de pago, muchos se preguntan cuál es la mejor opción para comprar: el efectivo o el plástico. Las tarjetas de crédito generalmente se utilizan para realizar compras más caras, ya que cuentan con la alternativa de pagar en cuotas; el problema es que esto genera endeudamiento, tema que Chile conoce muy bien, ya que según el Fondo Monetario Internacional (FMI), es el país con más hogares endeudados; por otra parte, un estudio de Adimark arrojó que el 41% de los chilenos tiene deudas o le cuesta llegar a fin de mes.

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En cuanto a las cuentas corrientes o vista (débito), son más simples, cómodas y no generan grandes gastos asociados y se paga el saldo exacto, evitando el vuelto. El problema en estos casos, es que existe la posibilidad de que la tarjeta sea clonada, cabe recordar que este delito ha tenido notorio crecimiento entre 2015 y 2017. Según cifras del Ministerio Público, la cantidad de denuncias aumentó en un 67,2% durante el año recién pasado (respecto a 2015).

Por último, el efectivo es más fácil de robar y ocupa "más espacio" que las tarjetas. A pesar de su supuesta baja popularidad, en 2017 se realizaron más de 46 millones de transacciones en cajeros automáticos, según registros de la SBIF; esto ocurre porque al contar con dinero tangible, existe libertad de elegir dónde comprar, sin restricciones y cualquiera lo puede utilizar, sin importar la edad o el nivel socioeconómico, ya que no se necesita acreditar sueldo, poseer patrimonio o contar con cierta cantidad de meses de imposiciones en la AFP.

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Por otra parte, al no requerir tecnología, es la única opción frente a cualquier problema técnico, ya sean catástrofes naturales, caídas de sistema, fallas electrónicas, entre otros.

Los especialistas financieros recomiendan el uso de efectivo, ya que permite tener un mayor control del presupuesto, porque se tiene a la vista; además que no conlleva pagos extras al usarlo, inclusive en algunos comercios ofrecen descuentos.

Como asociación consideramos que no hay que dejar de utilizar el efectivo, porque entrega grandes beneficios, tanto a nivel personal como general. Destacando la libertad de poder comprar en cualquier parte, evitar el endeudamiento y por supuesto ayudar a que pequeños comerciantes puedan hacer crecer su negocio.

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Por último, ¿realmente queremos que nos monitoreen cada vez que compramos, registrando dónde y cuándo lo hacemos? La libertad que otorga el efectivo no tiene precio.

*Presidente Asociación de Empresas de Seguridad Privada y Transporte de Valores (ASEVA)