Se dio el resultado que pocos habían vaticinado. Donald Trump, el polémico empresario, deslenguado personaje y populista candidato, derrotó a Hillary Clinton en el camino a la Casa Blanca. Un republicano no tradicional llegó a la presidencia de Estados Unidos, el país más relevante del mundo.
El temor respecto de si el candidato Trump será el mismo que el Presidente Trump, tenía nervioso a los inversionistas. Los precios de los activos refugio subieron a medida que se conoció la reñida contienda electoral. Mientras se contaban los votos, el peso mexicano -a esta altura el mejor termómetro de la elección en Estados Unidos- se desplomaba.
¿Por qué tanto temor? Por las promesas de revisar los tratados de comercio exterior, cerrar el comercio para fortalecer la industria local, la “dura” política anti inmigrantes, entre otras de sus ideas de campaña.
Del temor inicial, finalmente se pasó a una tensa calma, luego de que el discurso más moderado del mandatario electo diera esperanzas de que podría cambiar o moderar sus promesas. De todos modos, las monedas latinoamericanas fueron las más castigadas del día, con el peso mexicano bajando 7,6%, el real -1,76% y el peso colombiano un 1,62%. Por el lado de las acciones, en EEUU los principales índices terminaron en azul, mientras que en la región, nuevamente, las pantallas se tiñeron de rojo.
El fenómeno Trump es una señal relevante, porque si bien la forma en que impuso las temáticas no es la adecuada, se debe reconocer que supo leer adecuadamente a una importante parte de la población que había estado desatendida, descuidada y que no se sentía considerada. Donald Trump sintonizó con esa población y rompió con la teoría de las élites, el poder tradicional y la posición dominante que algunas minorías habían instaurado. Escuchó a la gente ignorada, una base dura que no estaba siendo considerada. La sintonía fue tal que incluso sus adherentes le perdonaron -o no les importaban- algunas de sus “locuras”.
Ese es el trasfondo de esta elección presidencial.
¿Habrá un antes o un después? ¿Marcará la forma de hacer campaña? Todo depende. Si logra hacer un buen Gobierno, probablemente sea una figura que pueda trascender. Por el contrario, si no logra aterrizar los “títulos” de su campaña a programas bien diseñados e implementados de manera correcta, probablemente el descontento de la ciudadanía será mayor.
Es decir, lo que venga hacia delante dependerá de cómo gestione este período. Tendrá el desafío de saber trabajar con los funcionarios de Gobierno, así como también con los miembros de su partido dispuestos en el Congreso.