Cuando haces una búsqueda en Google con las palabras "consulting Chile", obtienes más de 31.000.000 de resultados. Ser consultor hoy parecería ser una categoría tan amplia, que se nos escapa.
El consultor es alguien que, desde fuera de la organización, es contratado para ayudar a la empresa a que mejore sus resultados dando más valor a los accionistas, empleados y a la comunidad a la que sirve. Eso sería lo ideal.
Sin embargo, entre tantos "consultores", ¿cuántos están capacitados para esto? ¿Cuántos son capaces de comprender la situación del entorno, los desafíos que vendrán, y preparar a su cliente para ellos?
La reputación y credibilidad de la actividad empresarial chilena ha caído continuamente en los últimos años. Según la prestigiada Encuesta Nacional ICSO-UDP, las grandes empresas alcanzaron sólo un 14,3% en el nivel de confianza en 2012, bajando del 16,5% obtenido el año anterior, y de 27,9% en 2010.
Las personas les creen cada vez menos a las empresas y sus líderes, acentuándose la desconfianza. Esta es una tendencia que un consultor debe tomar en cuenta.
La forma predominante de hacer empresa está viviendo presiones de adaptación significativas, sugiriendo que la forma empresarial que avanzará hacia el futuro será distinta, más empática, más conectada con todos los "jugadores" del entorno. En un mundo donde se democratiza la información, la tentación de que el fin justifica los medios ya no funcionará; ha dejado en evidencia sus limitaciones, y da paso a demandas de transparencia e integridad, donde el qué importa tanto como el cómo. Uno de los ejes adaptativos más importantes para las empresas de hoy es explicitar sus valores y actuar en consecuencia.
Los consultores tienen un nuevo desafío: ayudar a los líderes a reconocer que las viejas prácticas ya no funcionan y desde ese lugar, revisar sus propias formas de agregar valor como consultores. Chile tiene que adaptarse a este cambio.
Los clientes deben desafiar las viejas prácticas, basadas en "comprar lo seguro", y reconocer una nueva categoría, la de los "consultores conscientes". Consultores no sólo con "know how", sino con una ética de valor agregado, de colaboración con otros que saben más que ellos en determinados temas, de mirada sistémica y de reflexión.
Chile tiene el desafío de una nueva clase de liderazgo y los consultores el de impulsar ese cambio, que ya comenzó. La pregunta no es si va a suceder, sino quién formará parte de él.
(*) CEO Axialent Global y Managing Partner Axialent Chile