Y el pasado 21 de diciembre no se acabó el mundo, las sectas y los chantas se quedaron con cuello y todo sigue igual. ¿Qué estamos esperando entonces para cambiarlo?

Puede ser que estuve de vacaciones, puede ser que anduve viajando, que me detuve, que canalicé mis energías en temas tan irrelevantes como si salir a correr en la mañana o en las tardes, o que involucré en mi rutina acciones tan olvidadas como salir sin destino, comer a destajo o meterme al agua hasta quedar como sharpei. Como toda desconexión, surgen nuevos pensamientos, se empieza a mirar las cosas con otros ojos, buscas respuestas, te planteas desafíos.

Lo que me queda claro de esta etapa reflexiva (ojalá que me dure!), es que, al final del día, lo importante es concentrarse en lo que te mueve, en lo que te apasiona. Tanto a nivel personal como profesional. Dejar de mirar para el lado, de preocuparse de terceros y buscar tu propio camino, afinar tu propia individualidad.

En muchos casos envidiamos ver arrojes de consecuencia en la delgada línea que separa la vida laboral con profesional. Para tantos hombres y mujeres que vivimos y trabajamos en Chile, que tenemos muchas responsabilidades laborales, que nos mantenemos pendientes de los resultados, de los jefes, de los colegas, de los clientes, los proveedores, los managers, poder separar los mundos, decir que no cuando realmente es mejor un no y si cuando es el camino correcto, cada día es más difícil.

Otras personas han profundizado en esto como Marcelo Con, destacado publicista que decidió tomar las riendas de su vida y mandarse a cambiar, a vivir la experiencia, dejando de lado su principal motor que era su agencia de publicidad. Fue tal su entusiasmo, que hizo de su travesía su columna semanal. Fue un héroe para muchos, para mi.

Vengo escuchando hace más de 15 años, cuando nos autodenominamos los jaguares de Sudamérica, de que somos serios, de que somos muy profesionales, hasta que somos los "mejores bostezos del continente", como dijo Andrés Benítez hace un tiempo para explicar que si bien el gobierno actual es fome, también es el más eficiente.  Algo nos pasa. Algo anda mal. No se si será que somos demasiado tradicionales, de que somos demasiado trabajólicos, que estamos muy pendientes del resultado, de que estamos literalmente al fin del mundo, no se, pero algo anda mal. La mala cara abunda.

Bueno, te propongo que pienses diferente. Te propongo ampliarte, arriesgarte, utilizar tu creatividad. Prueba algo nuevo, aprovecha el otoño. Trabaja mejor, disfruta más, pásalo bien, busca la felicidad. No me cabe duda que es el mejor estimulante laboral.

Creo que a estas alturas del partido está todo permitido. ¿Acaso no estás listo para cambiar el mundo, tu mundo? Te necesitamos más que nunca.

Y si, efectivamente sueno demasiado positivo. ¿Y qué tanto?

*El autor es Director Ejecutivo Alta Comunicación

En twitter: @pablocourard