De todas las ciudades huéspedes de los Juegos Olímpicos del último tiempo, Londres puede reclamar haber hecho más para asegurar que los lugares e instalaciones no se conviertan en temibles “elefantes blancos” después de los juegos.

Por muchos años, los organizadores han trazado una visión a largo plazo para el parque olímpico en el este de Londres, con casas, tiendas, escuelas, enfermerías y áreas de juegos planeadas por el área después que el congreso deportivo se vaya.

La semana pasada se entregó el consentimiento general de planificación para el redesarrollo, otra marca en el checklist de los planes de legado de los organizadores de juegos.

Otros éxitos incluyen un acuerdo de 557 millones de libras (US$863 millones) con el consorcio qatarí para convertir la villa olímpica en una propiedad residencial después de que los atletas se vayan.

El centro acuático de 251 millones de libras, en tanto, será tomado por un operador privado para uso municipal. El velopark olímpico de 87 millones de libras será administrado por otro operador.

Pese a todos los éxitos, el proyecto total será considerado un fracaso si no se asegura un futuro a largo plazo para el estadio olímpico de 428 millones de libras y el complejo de medios de 295 millones de libras.

El estadio deja a Boris Johnson con el mayor riesgo a su reputación política. El alcalde de Londres, ahora totalmente responsable del futuro del parque olímpico, debe sopesar si un acuerdo puede finalmente entusiasmar a los futuros arrendatarios del estadio, principalmente el West Ham United.

El club de fútbol recién ascendido a la Premier League tiene la delantera con la Corporación de Desarrollo del Legado de Londres del alcalde porque es ampliamente visto como el único real arrendatario que podría darle un uso regular al estadio.

El club ya ha expresado sus dudas sobre mudarse a un estadio con una pista de atletismo, una condición exigida por el presidente de Londres 2012 Sebastian Coe y asegurada después de que al estadio se le adjudicara el campeonato mundial de atletismo de 2017.

Menos sensible desde el punto de vista político es el complejo mediático de 295 millones de libras, pero es probablemente más importante para el éxito del parque como un proyecto de regeneración. Se suponía sería el corazón comercial del parque, impulsando el mercado laboral en la pobre área de Hackney del este de Londres donde está ubicado el sitio. “Si no consiguen arrendatario, habrá problemas”, dice Dee Doocey, ex presidenta de la Asamblea de Londres.

El gran plan de regeneración olímpica de David Cameron era renombrar el este de Londres como “Tech City” con exenciones fiscales y otros incentivos para atraer a los emprendedores digitales de Europa a la capital -con el complejo mediático de los juegos como imán.

El barrio más central de Shoreditch, alguna vez apodado en broma “Rotonda de silicio”, ha seguido prosperando, pero la extensión de Tech City en el parque olímpico es cada vez más difícil de alcanzar. Uno de los dos postores restantes para el complejo mediático quiere convertirlo en un centro de moda.

Sería menos riesgoso para el alcalde prescindir del plan y derrumbar el cavernoso centro principal de difusión, que ha sido comparado con un hangar de aviones. Una persona con conocimiento del tema, estimó el costo de demolición en 20 millones de libras.

“No es sólo un cobertizo que hay que llenar”, dice el miembro de la Asamblea de Londres, Andrew Boff. “Tiene que ser algo que satisfaga las aspiraciones del plan original. Va a ser muy, muy difícil”.

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