Fyffes y Chiquita están por crear un nuevo líder en la distribución de fruta con una fusión diseñada para eliminar la doble presión de dañinas plagas como la Sigatoka Negra y los poderosos supermercados que hacen bajar los precios.
La propuesta formaría un distribuidor que se llamará ChiquitaFyffes, con una fuerza laboral de 32.000, casi US$5.000 millones en ingresos anuales y un valor de mercado de más de US$1.000 millones.
Esto sucede mientras una guerra en el precio del plátano entre los grandes supermercados, especialmente en Europa, ha golpeado los márgenes de ganancias para los distribuidores, quienes enfrentan un alza de los precios debido al clima adverso y a las enfermedades que afectan a los cultivos en países claves de la producción, como Ecuador.
Algunos minoristas, que a menudo venden plátanos al costo como oferta de gancho, están obteniendo la fruta directamente desde los productores, perjudicando las ganancias de los distribuidores.
En Inglaterra, la compra directa a la fuente por los supermercados da cuenta de más de la mitad del comercio del plátano, según Alistair Smith, coordinador internacional para el grupo de campaña Banana Link.
"Los actuales precios bajos no son sostenibles para la industria", dijo Smith. "Están dañando a la industria y a la gente que trabaja para ellos".
United Fruit, la compañía asociada con la corrupción, intriga y cambio de régimen en Centroamérica y el Caribe antes de cambiar su nombre a Chiquita, vendió Fyffes a Fruit Importers de Irlanda en 1986.
Fyffes, de Irlanda, que monitoreó la primera entrega comercial de plátanos a Londres en la década de 1880 y se hizo conocido por sus etiquetas azules y pegajosas, es la distribuidora número uno de Europa, con el 16% del mercado.
Chiquita, de EEUU, tiene una fuerte presencia en Norteamérica, donde compite con los grandes rivales Del Monte y Dole. La compañía combinada controlará el 14% del mercado global del plátano, de acuerdo a Patrick Higgins, analista de Goodbody Stockbrokers en Dublin.
Las exportaciones globales de plátano fueron de US$7.000 millones en 2012 según la ONU, pero ha crecido la preocupación por una enfermedad virulenta, la Sigatoka negra, que ha arrasado con las plantaciones del Caribe. La enfermedad de Panamá, otra cepa, también ha causado daños en el sudeste de Asia.
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