En física, la resiliencia es la cualidad de un cuerpo para volver a su estado inicial tras un fuerte impacto de forma elástica. Por ejemplo, una esponja. En la piscología, es la capacidad de sobreponerse a una gran tragedia, como la muerte de un ser querido. En el caso de un país, tiene que ver con la forma en que la sociedad enfrenta los grandes cambios de manera sostenible.

Justamente, medir esa adaptación al cambio y los factores que influyen en el proceso, es el objetivo del Change Readiness Index - CRI (Índice de Preparación Para el Cambio) que realiza cada dos años KPMG en colaboración con el Oxford Economics, cuyo resultado se acaba de dar a conocer.

El informe mide a 172 países por su capacidad para prepararse y responder a la aceleración del cambio provocado por “todo”, como se indica en el estudio. Esto incluye desde los desastres naturales y las crisis económico-políticas, hasta las tendencias a largo plazo como la demografía y nuevas tecnologías. Lo interesante es que Chile aparece en el lugar número 19 del ranking (ver recuadro), siendo el país mejor posicionado de América Latina.

El CRI es el único estudio global en su tipo y tiene como fin servir de guía el sector público y privado para tomar mejores decisiones a la hora de invertir y cómo los estados miembros de las Naciones Unidas se preparan para abordar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que ha planteado internacionalmente esta entidad.

Metodología

La amplia selección de países ofrece una mayor oportunidad para la comparación entre regiones y niveles de ingreso. El CRI se estructura en torno a tres pilares: capacidad empresarial, capacidad de los gobiernos y  la capacidad de las personas y de la sociedad civil. En conjunto entregan la capacidad subyacente de un país para gestionar el cambio.

Los investigadores del Oxford Economics reunieron información de una encuesta a 1.270 expertos de todo el mundo, que se combinan con un conjunto de datos de fuentes secundarias compuestas por más de 120 variables, agrupadas en 73 indicadores, entre las que se incluyen al Foro Económico Mundial, el Banco Mundial, Legatum Institute, el Fondo Monetario Internacional y las Naciones Unidas.

“El CRI está diseñado para que los usuarios puedan profundizar en cada uno de los pilares, para tener así, una imagen en profundidad del desempeño de un país en cada aspecto, fijándose en por qué algunas naciones se desempeñan mejor que otras, y lo que podría hacerse para cerrar la brecha”, dice Adrian Cooper, director general del Oxford Economics.

Resultados

Los creadores del CRI decidieron aumentar de los 90 países que se consideraban en el estudio del 2013 a 127 países para la actual versión. Singapur nuevamente obtuvo el primer lugar, mientras que países del norte y occcidente de Europa dominaron las primeras 20 posiciones.

Una de las principales conclusiones del estudio es que no necesariamente los países más ricos o grandes son los que están preparados para el cambio. De hecho, “inesperadamente” -como dice el informe-, naciones más pequeñas y con menos recursos superan en muchos casos a las grandes economías. “El CRI muestra que no hay verdades absolutas cuando se trata de la disposición al cambio”, señala Timothy Stiles, presidente mundial para los Servicios de Asistencia de Desarrollo Internacional (IDA) de KPMG International. Y agrega: “La riqueza de un país es sin duda un factor que contribuye, pero muchos países compensan esa menor riqueza con una gobernanza robusta, una sólida base social y un entorno empresarial positivo.”

Otra  tendencia reveladora del CRI de este año es que los países con más altas calificaciones de las economías más inclusivas tienden a obtener mejores resultados en el índice, mientras que por el contrario, la desigualdad del ingreso tiende a asociarse con una baja preparación para el cambio. De hecho, los nueve países que tienen un ranking más alto para el crecimiento inclusivo están todos en el top 15 del Índice. “Esto envía un mensaje claro de que las políticas que promueven el crecimiento inclusivo pueden ayudar a los países a ser más equipados para manejar el cambio inevitable”, apunta Stiles.

Una serie de países de bajos ingresos tuvieron una buena posición, lo que demuestra los beneficios de la política y la inversión eficaz en la compensación de los niveles más bajos de riqueza. India fue uno de los motores más potentes subió 17 posiciones en ese ranking), lo que el Índice muestra es un reflejo de un entorno empresarial muy mejorado. Filipinas, Indonesia y Camboya son países de bajos ingresos que se posicionaron en el top 50 del índice.

“Filipinas, en particular, es un ejemplo de la importancia de la preparación para el cambio. Gran parte del país fue devastada por el tifón Haiyan en 2013, pero las políticas e instituciones eficaces permitieron perseverar, y se prevé que sea una de las economías de más rápido crecimiento del mundo en el año 2015”, señaló Trevor Davies, director ejecutivo del Centro de Excelencia IDAS de KPMG International.

El estudio también muestra que países, como Camboya y Ruanda, reflejan áreas de progreso “que se han realizado a través de los esfuerzos de la comunidad de desarrollo global que trabajan en conjunto con los gobiernos nacionales y locales para lograr un cambio positivo”.