Casi doce años después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, el vacío en el cielo de Nueva York se está llenando. La última pieza del One World Trade Center, la aguja de 408 pies de altura ha sido instalada, elevando la altura del edificio a 1.776 pies, convirtiéndose en el edificio más alto en EEUU y el tercero más grande del mundo.

El rascacielos es uno de los cuatro que se están construyendo alrededor del sitio de las ex Torres Gemelas; el proyecto de construcción más destacado del país. Pero mientras el cielo concentra la atención, en el suelo el complejo y errático desarrollo inmobiliario de US$14.000 millones del World Trade Center, liderado por el desarrollador inmobiliario privado Larry Silverstein, todavía es un frenético sitio de construcción, y los edificios que están listos siguen la mitad vacíos.

El World Trade Center ha tenido problemas para encontrar arrendatarios, a medida que empresas preocupadas por los gastos, perjudicadas por la crisis financiera global y su caída, se encogen o buscan espacio para oficinas más barato en otro lado.

En particular, las firmas de servicios financieros, tradicionalmente los arrendatarios de alta calidad que impulsaron el desarrollo de las oficinas, han sido más cautas, dejando a muchos preguntándose quién ocupará los resplandecientes rascacielos.

"Los desarrolladores inmobiliarios están pidiendo arriendos muy altos, ya que ha costado mucho construir estos edificios", dijo Ben Carlos Thypin, director de análisis de mercado en Real Capital Analytics. "No pueden permitirse arrendarlos por menos", añadió.

Y es que además de ser una empresa arquitectónica y de ingeniería costosa, años de fechas de vencimiento no cumplidas y movidas ofensivas despiadadas entre autoridades, desarrolladores inmobiliarios y empresas de seguros, entre otros, han conducido a excesos de costos de miles de millones de dólares.

Los arriendos iniciales están en cerca de US$70 por metro cuadrado, según personas familiarizadas con el asunto, lo que los desarrolladores esperan llevar más arriba de los US$80 a medida que se sumen más arrendatarios. Esto se compara con tasas promedio de US$80 en la ciudad.

El proyecto en el bajo Manhattan está compitiendo por arriendos con el desarrollo inmobiliario de rápido crecimiento de US$15.000 millones de Hudson Yards para transformar el desolado oeste, así como el Brookfield Place, el complejo de oficinas de cuatro edificios que conlinda con el sitio del World Trade Center.

Establecido en lo que algunos dicen que son los 16 acres más valiosos del mundo, el World Trade Center tendrá más de 11 millones de metros cuadrados, un centro de transportes, espacio de shopping  y comida, así como una plaza de homenaje que abrió en 2011. El proyecto está siendo financiado por US$4.600 millones en pagos de seguros, deuda de exenciones tributarias provistas por el gobierno federal para reconstruir después de los ataques y préstamos bancarios.

Sin embargo, el fantasma de una industria de servicios financieros más pequeña, que perdió 35 mil empleos desde el peak de 2007, aún pesa sobre el sector inmobiliario comercial de la ciudad de Nueva York.

"La ciudad ha sido tan dependiente de los servicios financieros que ahora está pagando el precio de ello. Veo estos grandes edificios crecer y me pregunto, ¿quién los va a llenar?" contó el profesor asociado del Schack Institute of Real Estate en la New York University, Lawrence Longua. "Aunque las empresas de tecnología y medios de comunicación están ocupando el espacio, no está ni cerca de compensar las pérdidas de las firmas financieras", dijo.

Aún así, Jeremy Moss, director de leasing para Silverstein Properties, está confiado. "Hay un montón de empresas con contratos de arriendo que vendrán en los próximos cinco a siete años que estarán buscando oficinas nuevas", declaró.

"La demanda existe para nuevo espacio de oficinas, en particular centro de lugares vinculantes de transporte y retail", agregó.

Mientras tanto, Larry Silverstein está perdiendo la paciencia. El desarrollador inmobiliario octogenario de Nueva York, que compró las Torres Gemelas antes de los ataques de 2001, dejará su cargo en Silverstein Properties a fines de año, después de 60 años en el negocio, y dijo que quiere dar rápidamente un fin al proyecto del World Trade Center.

"Lo que más me importa es terminar los edificios, porque quiero estar acá para disfrutarlos", dijo Silverstein. "Hemos estado en esto durante tanto tiempo que quiero verlo terminado", aseguró.

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