La larga carrera de Peter Munk lleva muchos triunfos, y muchas dificultades, pero el empresario canadiense cumple 86 años hoy, entre uno de sus mayores desafíos.

Barrick Gold, el grupo minero que ha dirigido por más de tres décadas y convirtió en una de las mayores mineras de oro, está sufriendo la agonía de uno de los pedidos de capital más grandes de Canadá, recaudando al menos US$3.000 millones de valores. Llega en medio de un profundo pesimismo sobre los precios del oro, y una gran liquidación este año, y después de que Barrick decidiera suspender Pascua-Lama, su nueva mina insignia, admitió que los enormes costos de la empresa sudamericana la hicieron inviable en el futuro previsible. Barrick hizo una amortización de US$5.000 millones en la mina este año.

Más allá de las dificultades operativas y financieras, los desafíos de Barrick también recaen en el mismo Munk. Algunos inversionistas se han vuelto cada vez más hostiles hacia los estándares de gobierno corporativo de la empresa, incluyendo la continua influencia de Munk como presidente, y la presencia en el directorio de un grupo de aliados cercanos, algunos de los que han sido directores por casi 30 años. Su hijo Anthony, también está en el directorio.

El balance de Barrick, su proyecto Pascua-Lama y su gobierno corporativo "están en el centro de las preocupaciones de los inversionistas", dijo el analista de Deutsche Bank en Nueva York, Jorge Beristain.

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