La presión sobre Tesla, el fabricante de automóviles eléctricos de lujo, está aumentando en varios frentes con la decisión de Estados Unidos de castigar la empresa por difundir información de un accidente y las dudas sobre sus resultados económicos.
Desde que Tesla fue fundada en 2003, el fabricante de vehículos eléctricos de lujo que está revolucionando el sector nunca ha ganado dinero. De hecho, sus pérdidas van en aumento.
Sólo el año pasado, Tesla perdió US$2.240 millones, 189,7 % más que en 2016. Además, Tesla acumula graves retrasos en la producción del Model 3, un modelo del que ha recibido unas 400.000 órdenes de compra y que es la base de la estrategia de crecimiento de la compañía.
Tras meses en los que la compañía ha ofrecido diversas explicaciones para justificar los retrasos en del Model 3, en las últimas horas, el fundador y director ejecutivo de Telsa, Elon Musk, reconoció en Twitter que la culpa era suya.
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"Sí, la excesiva automatización de Tesla ha sido un error. Para ser preciso, mi error. Los humanos están infravalorados", escribió Musk en su cuenta de Twitter, en respuesta al comentario de un usuario.
En un entrevista esta semana a la televisión estadounidense CBS, Musk también reconoció que está sintiendo los efectos de la presión de alcanzar los objetivos prometidos.
"Estoy definitivamente bajo estrés así que si parece que no está bajo presión voy a ser claro: estoy definitivamente bajo estrés", explicó Musk.
La entrevista con CBS es el mejor ejemplo de la presión a la que están sometidos en estos momentos Tesla y Musk. Hasta ahora ni uno ni otro habían necesitado, ni querido, grandes campañas de relaciones públicas para vender su producto o imagen.
La salud financiera de Tesla
Pero las malas noticias empiezan a superar las buenas en todos los frentes y Musk se está viendo forzado a "vender" la compañía.
Esta semana, la prestigiosa revista "The Economist" publicó un reportaje crítico sobre la salud financiera de Tesla.
Según la revista, los accionistas de la compañía están nerviosos, la planta de montaje de vehículos de Fremont, en California, es un caos y la compañía está consumiendo rápidamente el dinero del que dispone para seguir sus actividades.
Las fuentes consultadas por la revista estiman que Tesla necesitará este año entre US$2.500 y US$3.000 millones para incrementar la producción del Model 3 a los niveles previstos por la empresa.
Musk recurrió a Twitter para contrarrestar el artículo, que provocó una caída del valor de las acciones de la compañía.
Para calmar los ánimos, Musk escribió el viernes en su cuenta de la plataforma de comunicación social que la compañía será rentable este mismo año a la vez que aprovechó para criticar al mensajero.
"'The Economist' solía ser aburrida pero inteligente con un sarcasmo malvado. Ahora es simplemente aburrida. Tesla será rentable y con flujo de caja positivo en el tercer y cuarto trimestre así que obviamente no necesitamos conseguir financiamiento", explicó.
El problema es que no es la primera vez que Musk realiza afirmaciones similares que luego no ha podido cumplir, como los niveles de producción del Model 3.
El año pasado Musk dijo en 2017 que Tesla produciría 5.000 unidades a la semana del Model 3 para finales de 2017. Pero en febrero de este año, Musk confirmó no preveía alcanzar esos niveles de producción hasta el tercer trimestre de 2018.
Por si todo esto no fuera suficiente, Tesla también se enfrenta a un creciente escrutinio de su tecnología más prometedora, el sistema de conducción autónoma Autopilot instalado en sus vehículos lo que ha provocado enfrentamientos con las autoridades estadounidenses.
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La agencia federal estadounidense encargada de investigar los accidentes de transporte, NTSB, expulsó el pasado miércoles a Tesla de la investigación de un accidente mortal de un Model X por la decisión de la compañía de dar a conocer "información incompleta".
El accidente del 23 de marzo se produjo cuando un Tesla Model X operaba con Autopilot y se estrelló contra una barrera de cemento situada para dividir la salida de una autopista. El accidente provocó la muerte de su conductor, Walter Huang, de 38 años de edad.
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No es la primera vez que un conductor de Tesla muere mientras Autopilot está controlando el vehículo, lo que añade más dudas sobre el futuro de la compañía.