Tras años de reticencias, los grandes relojeros suizos, reunidos esta semana en el salón del sector que se celebra en Basilea, están entrando por fin en la era digital, abriendo tiendas virtuales y con más presencia en las redes sociales.

Es el caso de Patek Philippe, una casa fundada en 1839, que lanzó oficialmente en el salón anual Baselworld, su primera cuenta en Instagram para dar a conocer sus productos.

"Internet está cambiando las cosas de manera fenomenal", dice David Sadigh, director de la consultora digital DLG, que considera el anunció de Patek como "una señal fuerte" de los cambios en este sector.

Las ventas en línea sólo representan el 3% de las ventas de relojes de lujo, según las estimaciones de la consultora, una cifra que podría alcanzar entre el 8% y el 12% en 2022.

El año pasado Omega, uno de los mayores fabricantes de relojes de lujo del mundo, organizó por sorpresa una venta a través de Instagram y poco después anunció el lanzamiento de una plataforma de comercio electrónico destinada al mercado estadounidense.

La marca, conocida por un reloj que lleva James Bond en sus películas, abrió en París una tienda efímera donde se podían escoger brazaletes personalizados a través de una pantalla y comprarlos con una aplicación para teléfono móvil.

Para seducir a la nueva generación de compradores, Oris, otra marca suiza, está preparando el lanzamiento de una tienda virtual en Estados Unidos, donde pondrá en marcha una tienda en una caravana móvil que recorrerá el país durante los festivales de verano.

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"Nadie ha encontrado todavía la fórmula mágica, el lujo en la era digital todavía no está inventado", asegura Carlos Rosillo, el director de Bell & Ross, y explica que los relojeros también están buscando nuevos formatos para llegar a los coleccionistas.

En el salón de Basilea, esta marca francesa que fabrica en Suiza sus productos inspirados en el mundo de la aviación, anunció la venta de tres relojes únicos a 400.000 euros cada uno.

Uno se venderá en Mr Porter, una web de productos de lujo, otro en su propia tienda en internet y el tercero en una tienda tradicional. El comprador podrá luego, si lo desea, viajar en jet privado a Suiza para conocer al relojero que lo fabricó.

"Hay que crear un camino de lo digital a lo real y de lo real a lo digital", dice Jean-Christophe Babin, el presidente de Bulgari, una de las marcas del grupo francés LVMH, líder mundial del lujo.

Los fabricantes apuestan a que internet no sustituya a las tiendas tradicionales sino que al contrario les dé instrumentos para atraer a los clientes a sus comercios.

Durante años los relojeros suizos fueron reticentes a vender en internet por miedo a las falsificaciones y también para no perder su imagen de producto excepcional y de prestigio.