Empezaba el nuevo milenio y con ello, despertaba un interés dentro de diferentes organismos por dar cuenta de forma voluntaria respecto al ejercicio de las compañías uniendo, principalmente, tres ejes: social, económico y medioambiental. Lo que ahora se conoce como sustentabilidad.

Debido a su importancia es que PwC Chile elaboró un informe llamado “Reportes de sustentabilidad en una sociedad que avanza” en él se establece la evolución que han experimentado los reportes. Tal como cuenta, el primer reporte chileno data de 2001, cuando Codelco apostó por publicar su primer informe referente a la gestión del año anterior. En los años venideros, esta tendencia se destapó, llegando a ser 87 organizaciones las que publicaron sus informes en 2011.

Tal como demuestra el estudio, una de las áreas más activas en reportes el la industria minera, representando el 30% de las publicaciones nacionales, mientras que las pymes crecen a un ritmo menor. Pero las ONG también tienen algo que decir. En 2008 empiezan a aparecer los primeros organismos no gubernamentales que dan cuenta de su gestión medioambiental.

De acuerdo a la investigación, el beneficio de generar este tipo de informes radica en que permiten la “sistematización de la información y medición de resultados e impactos, lo cual incentiva una cultura de mejoramiento continuo”. Es por esto que con el fin de estandarizar se han creado reglas y uno de los organismos que lo promueve es el GRI (Global Reporting Initiative). Esta institución desarrolla guías para la elaboración de reportes de sustentabilidad aplicables a todo tipo de organización. “Si bien el GRI es el estándar más usado, de acuerdo a estadísticas de Corporate Register, su utilización no superó el 40% a nivel global en 2012”.

A diez años desde que implementara la gestión de reportes como práctica en nuestro país,  se observa que el mundo privado es el actor con mayor participación. De ahí proviene el 87% de las publicaciones. Las causas son varias. Entre ellas la madurez de la gestión interna y la identificación previa de sus grupos de interés. En tanto las pymes,  ONG y universidades, su participación ha sido más bien baja. En parte, debido a los pocos incentivos gubernamentales a la elaboración de memorias de este tipo. Sin embargo, hoy además de la elaboración de informes hay un nuevo desafío el de la verificación de sus contenidos.