Hoy, tal como hace 30 años, la Unión Social de Empresarios Cristianos (USEC) promovió la suscripción de un compromiso de los hombres de negocios congregando 2.050 firmas que se entregaron ayer al Papa en la Nunciatura.

El consejero de esta institución y presidente de Sonda, Mario Pavón, quien por segunda vez forma parte de esta suscripción, entrega detalles de esta acción.

¿Cuáles serían las principales diferencias que observa entre el Chile de hoy y el de 1987 cuando vino Juan Pablo II?

-El país cambió radicalmente. Entre otros aspectos, en 30 años se restauró la democracia, la pobreza se redujo significativamente, el PIB per cápita se multiplicó varias veces, surgió una clase media muy fuerte, aumentó el nivel educacional de la población, etc., todo lo cual derivó en una sociedad mucho más informada, consciente de sus derechos y muy demandante. Por ello, hacer negocios en 1987 era muy distinto, hoy todos los estándares de servicio, calidad y competencia han aumentado, y las expectativas de nuestros ciudadanos se han acercado a las de países más desarrollados.

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¿Cómo ello configura distintos desafíos para la empresa?

-Si comparamos el compromiso de los empresarios con el Papa Juan Pablo II con el que se nos ha invitado a firmar hoy para el Papa Francisco, hay dos elementos que saltan a la vista. Por un lado, las necesidades materiales han cambiado pero se mantiene la urgencia por otras de orden trascendente: justicia, humanidad y equidad en las relaciones, trabajos dignos, crear y distribuir riqueza, y, por otro lado, sigue muy viva la convicción de poner a las personas y al bien común en el centro de la empresa.

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¿Por qué es necesario que los empresarios adopten compromisos ante el Papa?

-Es un regalo para el Papa, un compromiso personal y a conciencia. Es importante porque en pocos lugares se puede influir tanto en el tipo de país que estamos construyendo como en el mundo de la empresa. Si queremos un país más humano, justo, libre y solidario, tal vez el mejor lugar para partir es en nuestros puestos de trabajo. La actividad empresarial es una noble vocación y es un llamado para todos los hombres y mujeres de empresa, creyentes o no.

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¿Cuánto del compromiso anterior se cumplió y cómo se puede cotejar?

-Esto no es una certificación ni una norma ISO o una acreditación que uno cumple y listo, ¡check! La invitación es a asumir un compromiso personal y a conciencia para tomar decisiones -decenas de decisiones que tomamos cada día- desde una perspectiva de bien común y que pone a la persona en el centro. El compromiso es personal y no compromete a la empresa en que uno trabaja, tampoco se publicarán los nombres de los firmantes, pero esperamos que los resultados los veamos todos, incluidas las próximas generaciones.

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¿Debiera ser diferente el "hacer empresa" de un empresario cristiano, de uno que no lo es?

-Un cristiano es una persona que cree que Jesús es Dios, que nos ama e invita a amar, que murió por nosotros liberándonos del pecado. Si uno cree en eso, entonces nuestro trabajo -como empresario, ejecutivo o emprendedor- debe reflejar esa alegría y ese amor por los demás que se debe manifestar en sus diversos ámbitos: vida familiar, trabajo, relaciones con el medio, solidaridad con los más necesitados. Pero hay un aspecto relevante que destacar: no es necesario ser cristiano para ser un buen empresario o ejecutivo, pues me parece que los principios de dignidad de la persona, búsqueda del bien común, justicia y mayor humanidad deben inspirarnos a todos, independientemente de nuestro credo religioso.

¿Cuál cree debiera ser el principal foco de preocupación del empresariado chileno?

-Hoy y todos los días, nuestra principal preocupación debe ser crear y distribuir buena riqueza, cómo servir mejor desde nuestro trabajo a las personas que nos rodean y a nuestro país: ofreciendo buenos productos y servicios, especialmente a quienes más los necesiten, ofreciendo buenos empleos, con la mejor remuneración posible, que permita a nuestros colaboradores desarrollarse plenamente.

¿Es la desigualdad de ingresos un asunto de inquietud del empresariado, o debe inquietarse sólo por el crecimiento?

-Si una empresa se enfoca sólo en el crecimiento o en la rentabilidad, puede tener éxito por un tiempo; pero no es una buena idea a largo plazo. El crecimiento y la rentabilidad son importantes, buenos y legítimos, eso no se discute; pero no lo es todo. Es tanto o más importante el crecimiento personal, cultural, incluso espiritual de nuestros colaboradores. Y en todo esto, el tema de la desigualdad de ingresos o de género debe ser un tema de especial preocupación. La experiencia de 70 años de USEC, que nació bajo la inspiración del Padre Hurtado, así nos lo ha mostrado.