El tira y afloja entre demócratas y republicanos se extendía hasta el cierre de esta edición, dejando a Estados Unidos al borde del cierre del gobierno federal. Las cosas ayer lucían aún más confusas que las jornadas anteriores, donde el oficialismo daba por asegurado el avance de su plan temporal de financiamiento, hasta el 16 de febrero, al menos en la Cámara.
Pero hasta el cierre de esta edición, congresistas republicanos de algunos estados, como Carolina del Norte, o los del Caucus de la Libertad, aún debatían internamente si apoyarían el proyecto que presentó el vocero de la Cámara de Representantes, Paul Ryan.
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De conseguir que los legisladores oficialistas se alinearan con la propuesta, todavía hacía falta pasar el obstáculo más complejo, el del senado, donde se requieren al menos nueve votos demócratas para el visto bueno que impida el primer cierre de gobierno desde 2013.
Hasta la tarde de ayer, el partido opositor aseguraba contar con los votos para bloquear la propuesta, que rechazan porque no incluye financiamiento para el programa DACA, que favorece a los jóvenes que llegaron como indocumentados a EEUU aun siendo niños.
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Mientras las negociaciones seguían en el Capitolio, Donald Trump añadía leña al fuego culpando de todo a la oposición.
"Un cierre del gobierno sería desbastador para nuestros ejercito...Algo que le preocupa muy poco a los demócratas", señaló vía Twitter. Pese al evidente desorden, a poco más de 24 horas para que venza el plazo, Ryan sostenía: "Lo estamos haciendo bien. Estoy confiado en que lograremos pasar esto".