No cabe duda de que lo que sucede en el sector energía impacta directamente en la capacidad que nuestro país tiene para avanzar hacia el desarrollo, tanto económico como social y ambiental.

A juicio de ACERA, la mejor manera de asegurar que el sector cumpla adecuadamente su rol, es contando con un mercado en el cual los actores puedan competir en igualdad de condiciones, sin subsidios que desvirtúen las señales de precio y por sobre todo cuenten con información transparente y confiable para la toma de decisiones.

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Un estudio sobre la competencia en el Mercado Eléctrico, de la Fiscalía Nacional Económica, publicado en 2013, llega a dos conclusiones importantes.

La primera apuntaba al esquema de licitaciones vigente en aquella época donde existía competencia imperfecta y, por lo tanto, era necesario introducir ciertas modificaciones y, la segunda, que estableció que las mayores condiciones de competencia se encontraban en el segmento de clientes libres, siendo los de menor tamaño aquellos que pagan los mayores precios.

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Para contextualizar los resultados de ese estudio, no hay que olvidar que en 2013 el precio promedio de la licitación de clientes regulados fue de US$128 por MWh y hubo sólo dos participantes. Por su parte, el Costo Marginal ponderado alcanzó un peak de US$180 por MWh con amplia volatilidad.

Por un lado, los cambios introducidos en las bases de las licitaciones de clientes regulados se tradujeron, por ejemplo, en que en el proceso llevado a cabo el año 2017 (comparable en tamaño con el de 2013), participaron 24 oferentes y logró un precio promedio de US$32,5 por MWh. Es decir, mayor competencia, menores precios.

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El punto clave para entender el fenómeno de los clientes regulados que hoy quieren transformarse en clientes libres, es que los bajos precios de las últimas licitaciones comenzarán a regir a partir de cuatro o cinco años más. Es decir, actualmente, siguen sometidos a precios fuertemente influenciados por los resultados de las licitaciones anteriores, como por ejemplo los obtenidos en 2008, con precios en torno a los US$100 MWh.

Las subastas de clientes regulados han mostrado que hoy el sector de energías renovables no convencionales (ERNC) es capaz de responder con menores tiempos de construcción de proyectos y precios más bajos que el sector convencional.

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Esta mayor competencia se ha traducido en que los clientes regulados que pueden optar por el régimen de clientes libres -a diferencia de lo que sucedía en 2013- tienen las expectativas de abastecerse a precios tres o cuatro veces más bajos, gracias a la presencia ERNC. Si bien los mercados de clientes libres y regulados son por naturaleza distintos, sí existen vasos comunicantes entre ellos.

Un tema que es necesario resolver para mejorar aún más las condiciones de competencia, es la disminución de las asimetrías de información.

Actualmente, las empresas distribuidoras tienen información muy detallada de quiénes son los clientes regulados que potencialmente podrían estar interesados en cambiarse a libres.

Así, se abre el debate sobre si esos datos son de carácter privado o no, si da ventajas competitivas a las empresas distribuidoras para capturar a este segmento y si es necesario o no liberar esa información para mejorar las condiciones de competencia.

Más allá de entrar en el detalle de la discusión, ACERA siempre ha mantenido la postura de que mientras más competencia exista en el sector, mayores serán los beneficios para el país.

Desde esa óptica, se hace evidente que es necesario -resguardando la debida protección de datos sensibles- que se busque la forma de transparentar la mayor cantidad de información para que las empresas participantes del mercado de generación puedan ofrecer las mejores condiciones posibles a sus potenciales clientes.

Director de estudios de la Asociación Chilena de Energías Renovables, ACERA.