En una mañana nublada de un miércoles del mes pasado, los principales gestores de activos de Boston llamaron a nueve de los bancos más grandes de Wall Street para una reunión de emergencia en un rascacielos con vista al puerto de la ciudad.
Durante las discusiones, con un apurado almuerzo de sándwiches y galletas, intentaron solucionar uno de los problemas más duros que enfrentan los financistas y, potencialmente, la economía en general; la deuda de US$8 billones (millones de millones) del mercado corporativo se está quedando sin su indispensable liquidez.
Para alguien externo, esto puede parecer un problema que se limita a un enrarecido clima de una elegante sala de conferencia en el piso 36 en una calle en el centro financiero del estado de Boston.
Pero si esta escasez de liquidez se intensifica, algunas compañías que ya están luchando en medio de un negativo panorama mundial, podrían enfrentarse a mayores costos para levantar capital. Esto podría aminorar el crecimiento en la economía estadounidense que parece estar una vez más esforzándose por ponerse de pie.
“Las empresas enfrentan el riesgo de costos de financiamiento más altos si la liquidez sigue cayendo”, señala Andrew Lo, profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT).
Hasta ahora, el problema no se ha extendido a la economía real. De hecho, algunos de los nombres más grandes del mundo empresarial de EEUU- IBM, Procter & Gamble y Walt Disney- han podido conseguir financiamiento por miles de millones de dólares con la venta de bonos cuyos costos han llegado a mínimos récord.
Sin embargo, esta imagen robusta podría cambiar si instituciones prominentes de Wall Street no pueden resolver un impasse que ha estancado al mercado de deuda corporativa.
El problema se centra en la grandes inversiones y las compañías de gestión de activos, conocidas como los “buy-side”. Estas están llenas de efectivo y han tratado de ampliar sus carteras masivas con deuda corporativa. Sin embargo, están encontrando dificultades para comprar o vender bonos de los bancos “dealer” que actúan como los intermediarios, los llamados “sell-side”.
Los gestores de activos ciertamente tenían motivos para quejarse. Los principales bancos han reducido sus tenencias de bonos al nivel más bajo desde 2002. Estos han llegado a US$45.000 millones, cifra que había disminuido de manera constante a partir de US$235.000 en 2007, y que entró en caída libre en el segundo semestre de 2011.
Si bien las principales empresas todavía pueden emitir bonos fácilmente, la creciente reticencia de los bancos a mantener inventarios está secando el mercado secundario de bonos, donde se transan después.
Aunque se estima el mercado de bonos corporativos de EEUU en US$8 billones, su volumen de negociación diario ha promediado US$18.000 millones en lo que va del año, un ratio bajo. En comparación, el mercado del Tesoro de EEUU de US$10 billones ha experimentado un volumen de transacción diario promedio de US$532.000 millones en 2012.
Con la industria en búsqueda de un mercado alternativo que pueda impulsar la transacción de bonos, una dificultad es llegar a un consenso entre un grupo altamente competitivo de los distribuidores e inversionistas con diferentes intereses.
Una solución que ha sido considerada sería la creación de un proceso abierto de cambio como una plataforma en la que compradores y vendedores de bonos puedan encontrarse unos con otros directamente, saltándose el papel tradicional de intermediarios de los bancos. Sin embargo, es poco probable que esto resuelva todos los problemas de la industria.
Mientras este tipo de plataformas dominan el comercio de acciones, las divisas y bonos del gobierno, los bonos corporativos han sido durante mucho tiempo un caso aparte, con un bajo porcentaje de las operaciones transadas en plataformas tales como MarketAxess, Bloomberg y Tradeweb.
“Usted no va a querer ser demasiado transparente, si está llevando a la práctica una estrategia comercial grande”, indica James Gavin, director de operaciones de Western Asset Management.
Sin embargo, varias cosas pueden erosionar el valor de los bonos corporativos. Una desaceleración de la economía puede causar preocupación entre los inversionistas sobre la salud de las empresas y su capacidad para cumplir con los pagos de bonos. Las tasas de interés son otro factor. El precio de los bonos se mueve inversamente a su rendimiento, por lo que un aumento en las tasas de interés puede llevar los precios de los bonos al mínimo.
Un mercado de bonos corporativos robusto será clave en los próximos años. Standard & Poor’s estima que cerca de US$3 billones de la deuda de EEUU deberá ser pagada a fines de 2016 y deberá ser refinanciada. La agencia de calificación, advirtió recientemente que la volatilidad global podría amenazar la demanda, especialmente por la deuda de empresas de baja calificación e instituciones financieras consideradas como las más vulnerables a la aversión al riesgo y los problemas económicos mundiales.
Debes saber
¿Qué ha pasado?
El mercado de bonos corporativos en EEUU está perdiendo impulso, aquejado por la escasez de liquidez.
¿Por qué es importante?
El mercado de bonos corporativo es un mercado que al año mueve US$8 billones, y un tropiezo en él, desaceleraría la economía de EEUU.
¿Qué consecuencias tendría?
Una desaceleración de la economía de EEUU puede causar preocupación entre los inversionistas sobre su capacidad para cumplir con los pagos de bonos.
¿Cómo se podría solucionar?
Se ha planteado una alternativa en torno a hacer más transparente el proceso de compra y venta de bonos, sin embargo los expertos no lo ven creíble dada la naturaleza de este negocio.
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