La llegada de los mercados de securitización y de bonos de alto rendimiento en los años '70 y '80 cambió la cara del capitalismo occidental.
Los banqueros de inversión se enriquecieron, pero el principal cambio fue que las compañías podían pedir préstamos más libremente. Esto significaba que podían crecer más rápido, correr más riesgos y contratar a gente nueva.
Todo el mundo estaba conmovido por estas innovaciones. Las empresas tenían más elección en el financiamiento. En EEUU en particular, el endeudamiento provino cada vez más de los mercados en vez del sector bancario, un modelo que existe hasta nuestros días.
Los bonos de alto rendimiento - o "basura" - son deuda emitida por empresas de menor calidad y con mayor probabilidad de impago. La securitización es el empaque de deudas y otras fuentes de ingresos en un único producto, teóricamente distribuyendo el riesgo a través del sector financiero.
En los tiempos de auge antes de la crisis financiera, sin embargo, estos productos estructurados diseñados para lubricar las ruedas del financiamiento se convirtieron en dispositivos para permitir a los inversionistas agregar niveles de riesgo vergonzosos a sus carteras.
Fueron las obligaciones de deuda con garantía respaldados por hipotecas subprime en EEUU lo que finalmente destruyó el sistema bancario que había perdido la noción de lo que le estaba sucediendo. Los bonos de alto rendimiento - popularizado por el trader estadounidense Michael Milken en los '80 para permitir que las empresas altamente apalancadas y menos solventes pidieran préstamos - no emergen impecables tampoco.
La década culminó en escándalo con el colapso de una serie de emisores con calificaciones más bajas, Milken en la cárcel por fraude de valores y el banco de inversión de Wall Street donde trabajaba, Drexel Burnham Lambert, en ruinas. Pero estos instrumentos expandieron el reino de lo posible.
Algunos argumentan que la razón por la cual EEUU está mejor que Europa hoy es en parte debido a que tiene más de estos productos complejos, por lo que sus empresas pueden pedir préstamos de manera más liberal, y por lo tanto crecer más rápido
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